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domingo, 29 de junio de 2014

Dorada a surfcasting...picada brutal


En la última visita a una de los buenos spots de pesca de Tarragona, la jornada me deparó varias sorpresas que a continuación os contaré.

De entrada el parte del tiempo no era muy halagüeño, todo lo contrario de cómo estaba el mar. Un ligero viento de levante que inevitablemente arrastraba una espectacular tormenta, había movido el fondo y la superficie lo suficiente, como para que aunque solo fuese un rato intentar clavar alguna dorada. Nada más salir de casa empezaba a chispear, con lo que me surgió la pregunta de turno ¿vale la pena?, tenía cebo que gastar y no lo dudé mucho.

Al llegar a la playa vi a unos compañeros que llevaban desde la tarde, como el día había estado nublado los bañistas pronto habían recogido sus cosas y se podía empezar a una hora más temprana de lo que en esta época es normal.

Los cebos que tenía para esta jornada eran, llubarré, lombriz catalana y algo de americano pequeño que me habían sobrado de un campeonato. Para iniciar la pesca diurna como ya he comentado en otras entradas, me gusta utilizar cebos blandos, en esta ocasión la catalana y el llubarré. En una de las dos Split que iba a poner en acción de pesca, utilicé el montaje habitual de una cameta de unos dos metros, en esta ocasión con una nueva línea híbrida de la casa Duel, en concreto el Quick Shot en un diámetro del 26, en la que iba empatillado un anzuelo Chinu de Mustad del número 2.

En la otra caña monté un bajo de línea con dos hijuelas, con cametas de  1.7 metros, como los que utilizo para competición, con anzuelos bastante más pequeños de los que utilizo para pescar exclusivamente doradas. En este caso eran unos Sode de Mustad del número 8, con los que esperaba clavar alguna herrera, lubina o cualquier otra especie de tamaño medio que estuviese por la zona.

Después de un rato de estar con las cañas en acción de pesca y de revisar si la morralla actuaba y limpiaba los anzuelos, cosa que no sucedía, me entretenía con el dichoso móvil hablando con otros compañeros, que andaban pescando en otra playa. Una de las veces que levanté la vista vi por el rabillo del ojo, que la caña que estaba calada con el bajo de dos anzuelos, estaba doblada como un arco y que por instantes el carrete cedía hilo. Lo primero que se me pasó por la cabeza, era que una buena anjova se llevaba algún pescadito que se había clavado o en el peor de los casos, que sencillamente me cortaría la línea sin más problema, pero que equivocado andaba…

Cuando pude sacar la caña del soporte los tirones iniciales me desconcertaron, no me imaginaba que pescado podía ser. La línea corría hacia un lado de manera acusada, eso las doradas habitualmente no lo hacen y más a unos 100 metros de la orilla. Después de una lucha muy bonita tras una espectacular picada, pude vislumbrar la enorme cola de una dorada, que hundía la cabeza contra la arena intentando soltarse del anzuelo. Con la ayuda de un compañero finalmente la puse en seco, entonces comprobé que el anzuelo venía alojado en la parte dura del morro, fuera del alcance de sus potentes mandíbulas y que para darle más lógica a la dura pelea, se había clavado del anzuelo de arriba.
Dorada de algo más de 2kg que me alegró la tarde

Está claro que el montaje no iba destinado 100% a capturar un ejemplar de este tamaño, pero sin duda la calidad de los materiales que usemos y la mano que tengamos, a la hora de trabajar las piezas serán sinónimo de victoria y satisfacción.

La tormenta no nos dejó continuar y tuvimos que abandonar la playa a la carrera, antes de que la situación se volviese más peligrosa, esta vez el acierto fue total y sin mojarme ;))


jueves, 22 de mayo de 2014

Un mal lance lo pega cualquiera...


 
Hace unas semanas me llevé una soberana sorpresa en forma de doradón, en el último lance que hacía.
Tal y como ya he ido apuntando en los últimos posts, estamos teniendo jornadas de todo tipo, desde días de ausencia total de capturas, como días en que más o menos vamos tocando algo. Las doradas siguen estando muy reacias a entrar, pero la lectura positiva que hago es que no han desaparecido, como por estas fechas y hablo a nivel particular me ha sucedido en ejercicios anteriores.
Mi compañero Carmelo y el que suscribe volvíamos a las andadas, después de varias semanas en que no coincidíamos en un pesquero. Con la entrada del viento de Levante decidimos ir a una muy buena playa, que con unas condiciones de mar agitado e incluso fuerte, nos puede brindar una de aquellas picadas de infarto, los verrugatos y las doradas si están, suelen deleitarnos con buenas cargadas en las cañas.
 
 
Con las cañas en acción de pesca la tarde discurría sin ningún tipo de señal,  la lombriz y el llubarré que eran los cebos con los que empezamos la jornada salían intactos, no era un mal indicador.
Con el paso de las horas y ya de noche una de mis cañas marcaba picada. Una de las Split que tenía cebada con llubarré se le destensaba la línea del carrete y después de unos instantes saqué la primera captura de la jornada, se trataba de un pequeño sargo de apenas un palmo que se fue devuelta al agua.
Tocaba volver a revisar los engaños ya que continuábamos pescando con cebo blando, por lo que la más mínima entrada de la morralla dejaría nuestros anzuelos al descubierto. A si que sin más dilación, los dos nos dispusimos a revisar por última vez todas las cañas que teníamos en el agua. Una mala ejecución en el lance, me hizo dejar la caña que tenía más a la derecha a poco más de 100 metros de la orilla, con la línea totalmente en diagonal, no era problema porque estábamos solos en la playa y no molestaba a nadie. Sin mucha fe me dije que no la recogía y que así se quedaba, a pesar de no estar muy convencido de que en esa distancia me entrase ninguna pieza de buen tamaño.

Mientras estábamos charlando una de las cañas de Carmelo marcaba picada y acto seguido, otra de las mías también hacía lo mismo. Uno por un lado y el otro por el otro trabajábamos sendas piezas, un par de doradas que rondaban el kilo de peso. En mitad de la recogida aprecié que la caña que estaba “mal lanzada” una Shangrila Pro, tenía el puntero demasiado recto, pero cómo estaba en diagonal pensé que era un efecto por la posición de la caña. Conforme me acercaba a dónde tenía el cebo y dispuesto a desanzuelar la dorada que acababa de sacar, una fuerte sacudida me hizo ir rápidamente a por la Shangrila.

Nada más cogerla una carrera del pez me hizo temer lo peor, ya que aunque dejé el freno con el punto justo para que no se rompa la línea, la sacudida fue bastante violenta. Después de unos largos instantes de tira y afloja, sin saber muy bien de que pez se trataba, todo apuntaba a que podía ser un buen verrugato, por las carreras hacia los lados y la violencia con la que se movía y liberaba línea del carrete. Pero para nuestra sorpresa lo que se había tragado el llubarré y el anzuelo que escondía, era una buena dorada que pasaba de los 2kg. Me hizo pasar un rato de lo más divertido y sinceramente, disfruté como hacía tiempo no lo hacía con uno de estos animales.


El llubarré es un cebo infalible si no hay morralla
A veces nos obsesionamos con lanzar a grandes distancias y es cierto, que por norma general por allí rondan los ejemplares más grandes, pero como me sucedió no siempre es así.

martes, 13 de mayo de 2014

Las otras especies

Tembladera capturada en el Delta del Ebro que se fue por dónde vino

En estos meses en los que nos encontramos, la presencia de las especies denominadas menores se acrecienta, véanse jureles, herreras, palometas, obladas, etc. Una opción a tener muy en cuenta, cuando la actividad de nuestras amigas de la frente dorada, es muy baja o nula y si el periodo se prolonga durante semanas.

Es un ligero cambio de planteamiento que a veces es del todo necesario, si no queremos acabar dejando de lado las cañas por los continuos bolos. En mi caso, que también ando metido en competiciones de surfcasting, es de obligado cumplimiento, porque el hábito no hace al monje y si dejas de practicar esta modalidad de pesca algo más acelerada, llegado el momento, esta inactividad te acaba pasando factura si no te mueves más o menos rápido.
Palometa, una especie muy combativa que se junta en cardúmenes

Como ya he apuntado en otras ocasiones, me siento un privilegiado de vivir por esta zona, en apenas unos cuantos kilómetros hay escenarios para la pesca de doradas en otoño e invierno. Un poco más hacia el sur tengo relativamente cerca el paraíso del Delta de l’Ebre, con sus innumerables especies y a escasos minutos de casa, hay playas en las que en esta época en que estamos, los jureles, obladas y en años buenos las mabras, te hacen pasar jornadas de lo más entretenidas, eso si, si las anjovas les dejan comer.

Unos cuantos kilómetros más hacia el norte, tenemos las playas del Barcelonés, el Prat, Castelldefels, Gavà, escenarios predilectos para la pesca de lisas (mújoles). Una especie que en numerosas competiciones celebradas en Catalunya, su captura te dará el empujón necesario para quedar bien clasificado, una pesca de lo más divertida el día que damos con ellas, con sus numerosas picadas y su pelea continua. Ejemplares que pueden rondar los dos kilos y que con la utilización de bajos, pueden pescarse de dos en dos o incluso se pueden hacer tripletes, llevando al límite de rotura los montajes que utilizamos.


En resumen, que durante estos meses hay que buscar otras alternativas, puesto que las capturas de doradas a días de hoy, son mucho más esporádicas. No obstante hay que seguir tentándolas, porque como redactaré en otra entrada, el día menos pensado vuelven a dar la cara y nunca mejor dicho. 


domingo, 13 de abril de 2014

En abril doradas mil???


Hace escasamente unos días que hemos cambiado de estación, el invierno ya quedó atrás y la primavera se abre paso con fuerza.
Otras temporadas o por lo menos asi me ha sucedido por aquí, a las doradas les quedarían los días contados para empezar a desaparecer, o no saldrían con la relativa facilidad con las que nos las encontrábamos. Este año las cosas están siendo diferentes, los meses que teóricamente debían ser los mejores, enero, febrero y marzo, han sido menos generosos, innumerables salidas, algún que otro día excepcional (http://xpescamar.blogspot.com.es/2014/03/todo-o-nada.html  http://xpescamar.blogspot.com.es/2013/12/doradas-surfcasting-un-dia-excepcional.html) y bastantes jornadas  con piezas de escaso porte (estos días así también son positivos) o capturas únicas, que tampoco está mal.
Todo apunta a que este año las pautas que las últimas temporadas se estaban dando, difícilmente se van a cumplir o asemejar, parece que como ocurre cada cierto tiempo en este 2014 habrá un cambio de ciclo. Espero que aunque los meses cálidos, no siendo mis preferidos por la ocupación de las playas por bañistas, surfistas y demás, que tienen todo el derecho del mundo a ocupar estas zonas igual que nosotros los pescadores, aquellas playas que fueron tan generosas durante la canícula de hace ya unos años, vuelvan a recuperar su atractivo, algo me dice que probablemente lo serán.

De momento y esperando a comprobar si este hipotético cambio se produce, en una playa de las que más cerca de casa tengo y de las que menos frecuento, me pude desquitar de varios días en los que de las doradas poco supe.
Era una tarde de domingo, con un sol y una temperatura casi primaverales, los primeros paseantes ya se dejaban ver y sin prisa, pero sin pausa iniciaba mi jornada de pesca, un par de horitas antes del crepúsculo.
Con la primera caña ya en acción de pesca, me disponía a cebar la segunda, cuando por el rabillo del ojo vi “algo raro”, al girarme comprobé, que la Split tenía la puntera totalmente recta y la línea destensada. Antes de cogerla para comprobar que había, lancé la segunda caña con un buen trozo de llubarré, en el que iba un anzuelo Chinu de Mustad del nº2.


Cogí la caña que estaba picada y comprobé que venía una buena dorada, después de unos instantes de tira y afloja, la pude poner en seco con  cierta dificultad ya que delante de dónde pescaba, había una zona con un palmo y medio escaso de agua, lo que me complicaba la maniobra.
Al cabo de media hora la misma caña delataba picada, tras una bonita lucha, sacaba la segunda dorada de la tarde. Todavía era de día y aún quedaba rato para que empezase a oscurecer y ya llevaba dos doradas, que rondaban los 2kg cada una, algo poco usual pero que me hacía estar de los más esperanzado.
Con la entrada de la noche no hubo cambios, nuestras amigas de la frente dorada desaparecieron, o no estaban en mi tiro o algo las espantó de la zona, yo me quedo con los segundo después de ver como salió un pagel y la dentellada que llevaba.

Algún depredador merodeaba por la zona

lunes, 9 de diciembre de 2013

Doradas a surfcasting, un día excepcional


 
En una de las últimas entradas hice un pequeño inciso, de lo que me sucedió en una de las jornadas de pesca en busca de doradas, ahora ha llegado el momento de contarlo.
Era una tarde de domingo con una previsión de tiempo relativamente buena, estaba anunciada una entrada paulatina de levante, con posibilidad de que hubiese algo de lluvia.
Después de comer y de haber preparado todo el equipo, me dirigí a una de los pesqueros que mejores resultados me da. La playa estaba prácticamente vacía, había un par de pescadores a una centena de metros a cada lado de dónde yo tenía pensado colocarme y algún que otro paseante. El mar estaba en buenas condiciones, un oleaje suave con un ligero rizo ocasionado por el viento me transmitía muy buenas sensaciones.
El cebo elegido para esta jornada básicamente era el llubarré, llevaba también algo de lombriz catalana y de arenys, que le había sobrado a mi padre de un concurso. No llevar cebo duro como la tita de palangre, podía haberme supuesto un problema si la morralla hubiese hecho acto de presencia, pero esta vez no hizo falta.
Un buen rato antes de que se hiciese de noche, las cañas ya estaban en acción de pesca, más o menos lanzadas todas a la misma distancia y con el mismo cebo. Al mismo tiempo que el sol empezaba a caer y el viento a arreciar, el puntero de la primera caña que había lanzado se destensaba, era la señal inequívoca de que algo había picado. Después de recuperar la tensión en la línea, los cabezazos que me llegaban a la Split Surf dejaban poco margen de error a que pez era el que venía del anzuelo. Tras un par de carreras a escasos 30 metros de la orilla y ya en el escalón, cobraba la primera dorada de la jornada, un ejemplar que rondaba el kilo y medio (como el resto de las que salieron esa noche).
Esta captura me daba la moral suficiente, para soportar lo que se me venía encima y nunca mejor dicho. El tiempo empezó a cambiar de manera radical, la teórica entrada suave de levante, se tornó en un precipitado aumento del viento y de las nubes de lluvia. En este impasse otra de las cañas volvía a delatar otra picada, sin prisa pero sin pausa, sacaba otra dorada del mismo calibre que la anterior.
 
La playa en cuestión, nos había jugado una mala pasada a Carmelo y a mí unos días antes. Cuando lleva días azotada por el oleaje, la posidonia que hay en las proximidades se desprende, lo que dificulta o imposibilita la pesca y ese día nos tocó recoger y cambiar de playa.

En la misma proporción que iba aumentando la inestabilidad meteorológica, la actividad de los peces también crecía. No podía dar crédito a lo que me estaba sucediendo, mientras trabajaba la tercera pieza otra de las cañas empezaba a perder la tensión en la línea. No es que viniesen las líneas cruzadas, es que posiblemente otra cabezona se había tragado mi engaño.
Dicho y hecho, después de sacar la tercera y volver a lanzar la caña, me dirigí a la caña que estaba picada para seguir con la racha. Los dos pescadores que había a mi lado, ya habían recogido ante el vendaval de viento y lluvia que se había formado. Uno de ellos antes de irse se acercó a verme y se quedó perplejo igual que yo, al ver las doradas que llevaba y las que estaban picando, ya que en el rato que estuvo allí saqué otras dos, también rondando los dos kilos.

No eran las nueve de la noche y llevaba ya seis doradas, de un tamaño más que razonable. Lo curioso del caso y que a posteriori valoré, es que no cogí ningún otro pescado que no fuese dorada, cuando el estado de la mar y lo agitado que estaba ya no tenía nada que ver, de cómo había empezado. La lluvia no me amilanó y seguí durante un rato más, en la siguiente hora cogí otras tres doradas, una de ellas llevó al extremo la línea que usaba (Tsunami Pro del 0.16) y arqueó la Shangrila Pro de manera escandalosa. El margen de reacción era nulo, porque mientras veía las sacudidas que pegaba, estaba peleando con otra cabezona.
Agotados los tres llubarrés que llevaba, estuve tentado de seguir pescando con la lombriz y el areny que aún me quedaban, pero con el extraordinario botín que ya había conseguido, decidí finalizar la jornada a una hora más que aceptable y “guardar” alguna para otro día. 

En los días posteriores parece que se esfumaron del lugar, porque el resultado de algunos compañeros fue muy poco alentador. Aunque Noviembre nos tenía guardada otra jornada de locura, esta vez en el paraíso lubinero por excelencia, el Delta del Ebro.
Sin duda a base de ir, finalmente aciertas y estás en el lugar adecuado, en el momento indicado, todo un tópico pero una situación muy real. La perseverancia ayuda a que se de esta circunstancia, pero lo que nunca nos pueda faltar es la ILUSIÓN.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Doradas, comienza la actividad...


 
En las últimas semanas de octubre y en el recién iniciado noviembre, hemos podido constatar que la actividad doradera, se ha multiplicado exponencialmente.
Las próximas entradas intentaré ir desgranando, los excelentes resultados que hemos ido cosechando en esta nueva estación, que podría marcar el final de una época pobre en capturas.
En una de nuestras playas talismán se dio el pistoletazo de salida, al reencuentro con nuestras amigas de la frente dorada. Acompañado de mi mujer, decidimos salir una tranquila tarde antes del cambio horario. Para no perder las buenas costumbres, nos presentamos en la playa con un buen surtido de llobarreros y alguna tita de palangre. Este excelente cebo, se lleva el primer puesto con bastante holgura, en el casillero de capturas. No pondré en duda las preferencias de cada uno de nosotros, los hay fieles a la tita de palangre, cebo que tampoco debe faltar cuando buscamos ejemplares de cierto tamaño o cuando la morralla está muy activa.

El atardecer no nos deparó ninguna sorpresa, los cebos salían prácticamente intactos. Así que en cuanto se hizo de noche y como ellas no querían comer, era nuestro momento para hincar el diente. Nada más empezar con ello (la Ley de Murphy muchas veces se acaba cumpliendo), la línea de una de las Split Surf empezaba a perder la tensión y el puntero se ponía recto. Era la señal inequívoca, de que algún pescado se había interesado por el llubarré, dónde había escondido un anzuelo Chinu de Mustad del nº2.

 
Nada más coger la caña y dar unas vueltas al carrete, los primeros cabezazos no dejaban margen a la duda, era más que probable que se tratase de una dorada. Llegaba el momento de cederle la caña a mi mujer para que disfrutase de la pelea. Con mucho mimo fue trabajando la captura hasta ponerla en seco, una buena dorada de ración, que fue la captura más significativa de la noche. Las mabras (herreras) hicieron su entrada y la labor de continuar tentando a las doradas, se desvanecía con el paso del tiempo.
Así que con este “botín” dimos por concluida la jornada, confiando en cómo en días posteriores acabó sucediendo, las doradas estuviesen más activas, pero esto lo dejo para una próxima entrada. 

domingo, 6 de octubre de 2013

Madrugada de doradas


 
Durante las últimas semanas he estado algo desconectado del blog, no por ello he dejado de ir de pesca.
Hace unas semanas me llevé un alegrón de los grandes, porque el resultado de la noche fue mucho más fructífero de lo que me esperaba.
Dudaba a que playa ir ya que la previsión del tiempo no era la mejor, empezaba a entrar Levante y con él las nubes y un cambio sustancial del estado de la mar, por lo que las algas también podían aparecer en escena.
Mi idea era bajar a la playa al filo de la medianoche, una hora intempestiva que me permitiría aguantar hasta el amanecer y ver si las doradas, en la salida del sol estaban activas.

Antes de ir al pesquero decidí darme una vuelta por la playa, en este caso el lugar elegido era La Pineda, por lo que al tenerlo a escasa distancia de casa me fui a ver en qué condiciones estaba el mar y si la playa estaba muy concurrida. Mi sorpresa fue mayúscula cuando al llegar vi que había un concurso y que la única zona de playa que quedaba más o menos libre era la central, personalmente la que menos me gusta. Pregunté a unos conocidos que tal iba el concurso y me comentaron que al otro lado de la playa, esa misma tarde habían tocado buenos ejemplares de dorada, lo que me confirmaba que mi elección podría ser acertada.
Pasada la medianoche llegaba a la playa y tal y como ya había pensado antes, me fui directo al centro de la misma, dónde prácticamente no había nadie a mi alrededor. El incipiente oleaje de Levante me transmitía buenas vibraciones, pero como ya sabemos a veces sólo se queda en esto, porque los peces a lo mejor no están muy receptivos o porque no acertamos con la distancia a la que comen.
Monté en los carretes bobinas cargadas con Tsunami Pro en un grosor del 0,16 y los anzuelos del número 2 del modelo Chinu de Mustad. Para su empatillado usé hilo Amnesia del 3.6, dado que es sumamente dúctil y que en condiciones de oleaje nos brinda unas prestaciones excepcionales.
Después de tres horas sin actividad y en la que los cebos salían casi intactos, la primera caña delataba picada. Con la línea totalmente destensada estaba claro que algo había pasado por allí, al dar  más de una veintena de vueltas de manivela y no recuperar la tensión, cada vez tenía más claro que las anjovas (tallahams) habían hecho su primera pasada y el primer corte de línea era una realidad. En la siguiente hora y media tuve dos picadas más de este tipo, por lo que la apatía empezaba a hacer acto de presencia y la moral cada vez estaba más minada. Los cebos que llevaba esa noche eran llubarré y tita de palangre, como el primero siempre ha dado muy buenos resultados, era con el que mayoritariamente cebaba las cametas. En un lance un poco “a la aventura”, detrás de uno de los bancales que marcaba el oleaje sobre los 110 metros, tuve una impresionante picada que hizo que el carrete empezase a soltar hilo, mientras con cara de asombro esperaba a poder sacar la caña de la pica. Tras unos minutos de tira y afloja y a escasos 40 metros de la orilla, dónde apenas había treinta centímetros de agua, vi la cola de una preciosa dorada que metía el morro contra el fondo tratándose de liberar, cosa que no consiguió.

Me sorprendió un poco la cercanía a la que había tocado este ejemplar, lo que me hizo corregir los siguientes lances. Posteriormente otra picada destensaba el puntero de mi Split Surf de Kali Kunnan. En los primeros instantes pude volver a comprobar,  que se trataba de otra dorada que resultó ser muy parecida en cuanto a tamaño, de la que hacía poco más de tres cuartos de hora que había cogido.

 
Un acusado parón me hizo plantearme el recoger mi equipo e irme, pero pronto iba a amanecer  y no podía perderme tan mágico momento, aunque no me diese más pescado, a fin de cuentas ya estaba más que satisfecho con las dos piezas que llevaba. Con oscuridad total y sin todavía ver despuntar el sol, otra picada me puso en jaque, esta vez se trataba de una dorada kilera que acabó de redondear tan larga noche.

La llegada del amanecer no me ofreció ninguna sorpresa, salvo la aparición de los primeros paseantes y bañistas que me hicieron dar la jornada por concluida, con un muy buen sabor de boca.

 

jueves, 21 de marzo de 2013

De pruebas....Shangrila Test de Kali Kunnan


 
Con el paso de los días, el oasis en el que nos habíamos instalado las primeras semanas del año ha ido desapareciendo, en parte como era de esperar. Me costaba creer que la racha a la que estábamos abonados, fuese tan fructífera y duradera lo que ha cambiado en las últimas salidas de pesca. De las doradas no hemos tenido ni rastro, así que no todo van a ser éxitos y de los fracasos también se aprende… y mucho.
Las condiciones meteorológicas tampoco han jugado a nuestro favor, el frío y riguroso invierno que estábamos viviendo por momentos, parecía que se había tomado un respiro. Los vientos cambiaron y pasaron de ser de componente Norte, (fríos y secos), para rolar a vientos del Este (húmedos), que hicieron que las condiciones del mar cambiasen sustancialmente. Lluvias y fuertes temporales han sido la tónica habitual de las últimas 3 ó 4 semanas, con ligeras treguas en las que el mar no tenía tiempo para recuperarse, puesto que ya estaba preparada la siguiente borrasca de turno, para  volver a remover con fuerza los fondos.

Por estas fechas y con estos temporales, el mar se lleva lo que es suyo y a nosotros nos deja en casa, con ganas de que se estabilice y nos de opción de volver a nuestros (ahora sí) maltrechos pesqueros. Este parón obligado y necesario revitaliza el fondo marino, lo que seguro en breve nos volverá a brindar de sus frutos.

Antes de la desaparición de las doradas y del cambio de tiempo, seguí tentándolas en varios escenarios.

En la playa que tan buenos resultados nos fue dando y que ya desgrané en anteriores entradas, tuve la oportunidad de volver a probar una de las nuevas cañas que Calicó ha sacado al mercado para este año 2013: la nueva Shangrila Test de Kalikunnan. A simple vista llama la atención su puntero, extremadamente fino y que no por ello le resta potencia. Un detalle que unido a su longitud 4,10 metros, no dejará indiferente a aquellos pescadores, que decidan adquirir este excelente modelo de caña. Un puntero que con picadas sutiles de especies de escaso porte, es un chivato infalible ya que al producirse la picada, se puede apreciar como la cima en lugar de destensar, lo que hace es curvarse más, quedando en esta posición con la pieza clavada. Es sin duda una novedad a lo que hasta ahora estábamos acostumbrados, ideal para la pesca de competición, pero también muy cómoda para cuando peleamos con una buena pieza.

Esa noche el resultado de la jornada fueron tres capturas, todas ellas sucumbieron al llubarré que llevaba escondido un anzuelo chinu de Mustad del nº 1. Como el mar estaba algo agitado, utilicé para el empatillado Hibryd de Yo-Zuri de 12lbs, lo que equivale a un 0.33 de diámetro.

 
La acción se concentró en prácticamente una hora y ya de noche, la primera picada se produjo en la caña que estaba situada en el lado derecho, en un Shangrila-Pro. Después de trabajar la captura, ponía en seco una de las dos doradas de la noche (ambas estaban entre el 1.250kg y el 1.7kg).

Instantes después estrenaba la Test, debo reconocer que no vi la picada, pero la posición del puntero era mucho más marcada de su estado inicial, lo que me anunciaba que algo se había comido el cebo. Tras recoger varias vueltas del carrete, pude comprobar que venía una pieza, pero tenía todos los números para no ser una dorada. Finalmente vi que se trataba de una bonita mabra, de esas que cuando las buscas, no aparecen…

Tras reponer el cebo y volver a poner la caña en acción de pesca, no pasaron ni cinco minutos que ya había otra vez picada. La escena fue curiosa, estaba algo absorto observando el puntero y viendo la distribución de las anillas, comparándola con la caña que tenía al lado, cuando de repente zas, el puntero se empezó a curvar y ya no se movió. No hace falta que os diga, que me faltó tiempo para sacar la caña de la pica y salir de dudas. Tras una bonita lucha, salió la segunda dorada de la noche y como era una hora más que razonable, decidí dar por concluida la prueba y volver a casa para cenar.

jueves, 14 de febrero de 2013

Doradón XXL, la guinda del pastel...




Tal y como ya avancé en la entrada anterior, (http://xpescamar.blogspot.com.es/2013/02/las-doradas-mas-especiales.html), LA JORNADA del domingo nos brindó una última sorpresa. Además de por  la excepcional cantidad de piezas y el tamaño de la mayoría de ellas, una de estas sobresalía con diferencia por encima de todas las demás.
Tras la captura inicial decidimos inmortalizar la primera de las doradas, justo al lado de una de las Shangrila que teníamos en acción de pesca. Mientras mi padre “posaba” para la foto, ya me había parecido que el puntero de la caña hacía algo extraño, pero no le prestamos más atención. En el momento en que él me hacía un par de fotos, vi por el rabillo del ojo que la caña que tenía a mi lado se movía. Acto seguido, corrí a dejar la dorada que tenía en las manos dentro de la nevera, para sin perder más tiempo ir a tantear si había algo clavado. En este impase y conforme me iba acercando a la caña, pude comprobar que la línea estaba totalmente destensada.
Tras las primeras vueltas de manivela y cuando ya la línea recuperó la tensión, tuve una parada impresionante. Sin opción de recoger ni un centímetro, lo único que podía hacer era sentir como el pez que había al otro extremo, sin dar carreras, daba unos inconfundibles cabezazos. Quise cederle la caña a mi padre, pero insistió en que la trabajase yo, puesto que él hacía menos de 5 minutos que ya había sacado una. 

Estos peces una vez prendidos del anzuelo, transmiten una sensación especial, difícil de olvidar. Creo que todos los pescadores, en el momento en que sabemos que viene una captura,  intentamos  ponerle “cara” o más bien peso. Con una dorada a mi me resulta difícil, las hay que vienen bravas desde el principio y cuando ya las tienes en seco y observas su tamaño dices, parecía que iba a ser más grande. Al contrario también sucede, las hay que vienen relativamente mansas y cuando las ves en la última ola, piensas que no se corresponde con su envergadura.



Esta desde un principio, me dejó bien claro como era, no me dio tregua en ningún instante, alternaba sus habituales cabezazos con desplazamientos laterales aprovechando el oleaje, llevando al límite el equipo con el que estaba cansándola. El diámetro de la línea del carrete era del 0.15, del modelo Sunto de Kalikunnan, la cameta de casi dos metros era Hybrid de Yo-Zuri de un grosor del 0,30 y el anzuelo, un Chinu de Mustad modelo 10001 NP del número 1, oculto en un buen trozo de llubarré.
Reconozco que me puso el corazón en un puño, sobretodo cuando vi su enorme cola chapotear por encima de una ola. En ese momento pensé fugazmente, en la que había pescado hacía escasamente un mes, pero debía centrarme en sacarla del agua, antes de hacer comparaciones.
Con la ayuda de un par de olas conseguí ganar la batalla, tuve que agarrarla bien fuerte ya que el estado de la mar, me podía jugar una mala pasada. Una vez en lugar seguro, la explosión de júbilo de los dos fue increíble.
Soy consciente de que me va a resultar complicado superar semejante record, 67 centímetros y  4 kilos de peso, son un tamaño excepcional para las doradas que corren por aquí, pero mientras estás en el pesquero, nunca sabes lo que se puede enganchar de tú anzuelo.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Doradas, el final de la temporada...


El final de esta temporada, está siendo duro en cuanto a capturas se refiere. El frío no acaba de entrar de manera decidida y no está haciendo, que las condiciones sean las más propicias, para tentar a las lubinas, pageles y doradas. A pesar de la época del año en que nos encontramos, nuestras amigas de la frente dorada continúan saliendo, en menor cantidad, pero alguna que otra tarde acaban alegrándote la jornada.
Después de un final de temporada excepcional, ahora tocaba un poco de desconexión pesquera y hacer balance para cerrar el ciclo.
El año que viene con la misma ilusión y con muchas ganas, intentaré ir alimentando este rinconcito en el que este año, palometones, bonitos, melvas y alguna que otra especie no han tenido cabida o no la que me hubiese gustado que tuvieran. Ya se sabe que en esto de la pesca, a veces no se cumplen los planes, bien porque los peces no han estado receptivos o bien porque no les hemos dedicado el tiempo necesario.

Sin duda este 2012, la protagonista de muchos posts ha sido la dorada, ¿que tendrá este pez que nos tiene tan enganchados a los surfcasters?.

Carmelo y su dorada, una imagen vale más que mil palabras


En este post os dejo unas cuantas fotos que tenía algo atrasadas, pero ojo, que nadie se vaya a pensar que no hemos hecho bolos. Muchos han sido los días, en los que no hemos tocado nada en varias jornadas seguidas, o han sido capturas de escaso tamaño. Esto no nos ha amilanado y hemos seguido curtiéndonos, el éxito de un día supone mucho esfuerzo y dedicación.

En este nuevo año que ya se abre paso, espero seguir teniendo vuestra compañía, la mía aquí la tendréis.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Desconexión y al selectivo de Torremolinos




Últimamente me ha costado encontrar tiempo, para ir actualizando el blog. El principal motivo ha sido la competición, que sin ningún tipo de dudas, me ha hecho invertir una gran cantidad de días y horas en preparar bajos, anzuelos, etc y no me ha permitido salir de pesca “por libre”, con la asiduidad con la que hubiese querido.
El resultado conseguido en el Campeonato de España, me daba la opción de poder participar en el selectivo nacional, dentro del  grupo B. Los dos primeros clasificados de los seis participantes del B, obtendrían el paso al grupo A, que son los que el próximo año se disputarán las plazas para ir al mundial.
Torremolinos era el lugar, donde se ubicaba el escenario de pesca. Nos recibió con unas condiciones difíciles, ya que la lluvia, el fuerte oleaje y un preocupante color chocolate del agua, nos hacía pensar que si ya de por sí, obtener plaza era muy complicado, con estos otros ingredientes aún iba a ser más peliagudo luchar por ello.
La racha después del campeonato de Huelva continúa y en Torremolinos, conseguí un segundo puesto, que me dará opción una vez más a volver a soñar. Estar ahí sigue siendo un sueño, aunque se haya hecho realidad, que ha acarreado un gran esfuerzo a todos los niveles, incluyendo una dosis extra  de fortuna. Pero este tipo de oportunidades, pueden no volverse a repetir y hay que disfrutarlas y aprovecharlas, cosa que hasta ahora ha sucedido.
En Torremolinos tuve la oportunidad de conocer a Juanma http://rincondemipesca.blogspot.com.es
que desde el momento en que supo que vendría por su tierra, no dudó en buscar un rato para encontrarnos y charlar, menor  del que nos hubiese gustado. Este fue uno de los mejores momentos por tierras malagueñas.
Antes de desplazarme a la provincia de Málaga, decidí “desconectar” de tanto montaje y volví a la playa, que tan buenos resultados me había dado en jornadas anteriores.
El mar, más calmado que la última vez, estaba más para las herreras que para las doradas, aunque nunca se sabe lo que al final te acabará entrando, sobre todo teniendo en cuenta que en esa playa hay doradas.
La primera picada no se hizo esperar, en la única caña que llevaba con lombriz catalana, una tenue picada parecía indicar algo. Mientras hablaba por teléfono con un amigo (que casualidad), una violenta arqueada del puntero híbrido de la Daytona (Kali-Kunnan) indicaba que algo se había tragado mi Abumi del nº 4 de Mustad. Tras una bonita lucha, saqué una preciosa dorada que me alegró la noche. El anzuelo lo llevaba alojado por la parte exterior del labio, así que lejos de sus potentes mandíbulas, no había riesgo que lo machacase o que cortase la cameta, de ahí su resistencia en salir del agua.

En esta playa es bastante común que entren bancos de herreras, por lo que cuando esto sucede, resulta más difícil que coman las doradas debido a la voracidad de las primeras. Pasado un rato después de la captura, saqué un par o tres de herreras de buen tamaño, lo que me hizo pensar que serían estas las que ocuparían el resto de la jornada. Pero nada más lejos de la realidad, en una de las cañas cebadas con llobarrero una buena carga, me ponía otra vez en pie de guerra. Tras ir acercándola a la orilla, llegó un punto en que ya no podía recoger más línea. Seguía notando los cabezazos típicos de la dorada, pero se había quedado enganchada en alguna línea rota y me fue imposible poderla recuperar. No hubo manera de salvarla y después de varios intentos, acabé rompiendo.

La noche acabó con una destensada espectacular en otra de mis cañas, el canuto de tita que escondía el anzuelo, apareció casi dos palmos pon encima de este. ¿Qué sería?. Pues es más que probable que otra dorada, pero eso nunca lo sabré. Pasado un rato di por concluida la jornada, confiando en que un buen temporal, remueva el fondo de esta playa y la libere de enganches.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Doradas a surfcasting, no hay dos sin tres.

La primera de las tres, que fueron muy similares...
Desde este fin de semana pasado y con motivo del cambio horario, las tardes se han acortado considerablemente. Llegar al lugar de pesca antes de que anochezca, y poder aprovechar ese rato mágico entre el “cambio de luces”, se hace complicado, salvo que planifiquemos la salida de pesca  el día de fiesta en el trabajo. Días antes de que esto sucediese, organizamos una jornada en busca de nuestras amigas de la frente dorada.
El mar presentaba unas condiciones inmejorables, quizá con algo más de oleaje del que creía que me iba a encontrar en un principio, pero sin duda con un aspecto ideal. Ese día pude empezar a pescar antes de que oscureciese, por lo que comprobé en el primer lance, que todavía había restos de algas (posidonia) del fuerte oleaje que había habido en días precedentes y que se habían arrancado de un alguero cercano.

Con las cañas ya en acción de pesca, no habían pasado ni quince minutos cuando en una de ellas, una sutil picada delataba que al otro lado de la línea, alguien se había interesado por un buen trozo de llobarré. Mientras me aproximaba para coger la caña, el puntero de esta se empezó a arquear violentamente, lo que me obligó a esperar unos instantes, antes de sacarla del cañero y empezar a trabajar la pieza.
Después de unos minutos de tira y afloja, ponía en seco la primera dorada, un buen ejemplar con el que iniciaba la jornada de una manera sensacional.

Siempre que puedo, utilizo cebos blandos si la morralla no está activa. Gusanos como la lombriz catalana, el llobarré o incluso la funda, me han dado excelentes capturas, siempre que las condiciones han sido las propicias.

Al cabo de un buen rato y después de un período, en el que la única actividad que hubo fue la captura de un par de mabras (herreras), otra bonita picada me aceleraba el pulso durante un rato. El resultado, otra buena dorada muy similar a la primera, que esta vez había sucumbido a un canuto de tita, en el que había escondido un anzuelo modelo Chinu del nº 4, de la marca Mustad.


Un buen canuto de tita, alternativa al cebo blando
 
Una vez cebada y vuelta a lanzar, al poco de estar en el agua, la otra caña volvía a delatar picada. Con la típica destensada de línea, lo primero que pensé fue que sería otra mabra, similar a las que había cogido anteriormente. Nada más lejos de la realidad, cuanto tuve la caña en la mano noté que no era una herrera, los inconfundibles cabezazos la delataban, era otra dorada.

Con esta última captura, decidí dar por concluida la jornada a una hora prudencial, con un botín que no siempre se suele conseguir. En este tipo de pesca, son más los días en los que vuelves a casa de vacío o casi, que días con resultados como este.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Lubinas estivales


Con las playas todavía repletas de bañistas, no nos queda más remedio que amoldarnos a unos horarios de pesca y en mi caso, más cortos. Tener las cañas en acción de pesca antes de las 21 horas, es complicado y tampoco es cuestión que teniendo que madrugar  al día siguiente, alargar demasiado la jornada.
Las últimas salidas a surfcasting han ido encaminadas, a encontrarnos con las doradas. Dar con ellas y hacer varias capturas en una misma jornada, este año lo podríamos calificar como una hazaña. Mi compañero Carmelo y yo volvimos a una de las playas, que en años anteriores por estas fechas ya nos había dado buenos ejemplares.
Iniciamos la jornada pasadas las 21 horas cuando ya no había veraneantes, unas cañas lanzadas a larga distancia y otras, en lances por debajo de los 100 metros. El motivo de poner alguna caña en una zona más cercana a la orilla, no era para probar. Días atrás, un pescador había cogido varios ejemplares aproximadamente a esta distancia, por lo que nos preguntamos, ¿porqué no probar?.
Después de un buen rato sin ningún tipo de actividad, ni cerca ni lejos, mi compañero tuvo una buena picada. Era la caña que estaba cerca y que iba cebada con un trozo de llobarrero. Pasados unos instantes y después de un par de carreras, lo que en principio apuntaba a que iba a ser una doradella (la luz del frontal nos hizo despejar las dudas), apareció una lubina que pasaba del kilo. Sin duda fue una captura inesperada ya que el estado del mar, que se había ido aplanando conforme el viento amainaba y la escasez de oleaje, nada nos hacía pensar que las lubinas iban a estar por allí.
 
En vista de esta sorpresa y del poco éxito que estábamos teniendo con el cebo duro (tita de palangre), decidimos variar la estrategia y buscar a su pareja. A los pocos minutos era una de mis cañas la que delataba una picada. Por el cabeceo nervioso del puntero y por la anterior captura, nos confirmaba que iba a ser otra lubina. La escasa lucha que presentan estos animales, contrasta con la de otras especies, pero te llena de satisfacción el hacerte con tan esquiva especie.
Días después volvimos al mismo escenario ya que el mar estaba agitado, con oleaje fuerte, lo que nos abría un abanico de posibilidades y la opción de encontrarnos con otras especies (lubinas, doradas, verrugatos). Pero nuestro empeño resultó infructuoso y nos fuimos tal como vinimos, así es la pesca…

lunes, 20 de agosto de 2012

43º Trofeo Blanda (Surfcasting)


Desde hace más de 40 años, que se dice pronto, nuestra sociedad de pesca (Asociació de Pesca Esportiva Ntra. Senyora del Vilar) organiza por estas fechas, el tradicional concurso de pesca Blanda.
En un marco incomparable como son las playas de Blanes (Playa de Sabanell y Badia), se desarrollará este concurso que sin duda es uno de los más concurridos y con más solera de la zona.
En el cartel adjunto están los lugares donde apuntarse, premios y precio de la inscripción.
Os animo a participar...

martes, 31 de julio de 2012

"Dichoso" verano...

Manel y su póker de doradas

Con el paso de los días y la experiencia de las últimas jornadas de pesca, cada vez me queda más claro. La actual campaña estival nada tiene que ver con la del 2011, en lo que respecta al surfcasting y en especial a la pesca de la dorada.
Si el año pasado en un porcentaje muy alto de salidas, acabábamos dando con las doradas, en lo que va de verano éstas andan muy dispersas. Playas en las que por estas fechas ya salían en cantidad y de buen tamaño, parece que ahora estén yermas.

Hay que tener también muy presente, que el inicio de año también fue totalmente atípico, ya que en los meses fríos las de la frente dorada seguían estando ahí, un hecho poco normal.
Durante  todos estos meses hemos peregrinado por muchas y diversas playas. Playas hondas, playas poco hondas, con fondos mixtos, con fondos solo de arena y también playas de las llamadas “exigentes”, en las que si quieres obtener resultados, debes conseguir generalmente lances largos. Pero a pesar del empeño puesto, hasta el momento los resultados han sido infructuosos.
¿Qué conclusión podemos extraer de todo esto?, pues que todavía no están. Que aún no han entrado francas en las playas y que no se encuentran a tiro de nuestras cañas. No obstante no vamos a bajar los brazos y dejar de seguir buscándolas, pero quizá lo que si que habrá que hacer, es cambiar un poco el registro y alternar las jornadas de espera y pesca lenta, por jornadas de entretenimiento y entrenamiento de cara a próximos concursos. Pasaremos a tentar especies que aún siendo también escasas, abundarán algo más y darán un buen juego en estos meses estivales, véanse herreras, roncadores, obladas, etc.
 
Jonathan con una buena captura

Recompensas como la de estos compañeros, a día de hoy son complicadas, pero no imposibles.

martes, 10 de julio de 2012

Surfcasting, un día de prueba

La última salida a surfcasting fue un tanto especial. Después de muchos meses sin acompañarme por los arenales (los meses fríos pasan factura), mi inseparable compañera  se dejaba engatusar por un servidor.
Cómo prácticamente en todas las playas se da la misma situación, escasea el pescado y más aún las piezas de cierto porte, me decidí a ir a una playa que está relativamente cerca de casa. Un lugar en el que el entorno y el paisaje son idílicos y en la que en otras temporadas, nos ha dado algunas doradas.
Fuimos al atardecer, nada más llegar al lugar y como es habitual en estas fechas, la arena estaba todavía bastante concurrida por bañistas. Al cabo de un rato de espera y viendo que paulatinamente había menos concurrencia, empezamos a montar cañas, sin prisa pero sin pausa.

El mar estaba en las condiciones ideales, un ligero viento de Garbí rizaba la superficie. Al llevar soplando desde la mañana, había levantado cierto oleaje, el suficiente para hacerme pensar que alguna dorada daría la cara.
Todas las cañas estaban caladas con cebos blandos, llobarré y lombriz catalana, dejando para más tarde la tita de palangre, si los anzuelos salían limpios después de un rato en el agua.

La primera revisión de cebos, llegó aproximadamente al cabo de media hora. Mientras cebaba de nuevo una de las cañas, “mi espía” me avisaba de que en una de las cañas, parecía que había picada. Un ligero movimiento del puntero, que podía ser originado por el oleaje o por alguna alga enganchada en la línea, nos puso alerta. Algo rondaba por allí, ya que la picada se produjo prácticamente al instante. Una espectacular carga arqueaba la caña, así que en vistas del panorama, solté la aguja y el gusano y me fui como un cohete a sacar la caña del soporte.


A veces sucede, que después de una gran picada y una dura lucha, uno cree que traerá a la madre de las doradas, pero una vez se vislumbra la silueta no siempre es así. Sin duda el tamaño a veces no lo es todo, muchas veces una dorada kilera planta más batalla que una entrada en kilos, como fue lo que sucedió.
Como anécdota, que no es la primera vez que me sucede, les tuvimos que decir a dos señoras que paseaban por la orilla, que por favor no pasasen por delante de mí que llevaba un pescado. Esto siempre sucede cuando ya ves la pieza, en esos momentos críticos en los que intentas poner el pescado en la ola, que la dejará ya a tus pies en la arena.

Pasadas un par de horas dimos por concluida la jornada,  aunque en vistas de cómo empieza el verano nos fuimos más que satisfechos.