Tal y como ya avancé en
la entrada anterior, (http://xpescamar.blogspot.com.es/2013/02/las-doradas-mas-especiales.html),
LA JORNADA del domingo nos brindó una última sorpresa. Además de por la excepcional cantidad de piezas y el
tamaño de la mayoría de ellas, una de estas sobresalía con diferencia por
encima de todas las demás.
Tras la captura inicial decidimos
inmortalizar la primera de las doradas, justo al lado de una de las Shangrila
que teníamos en acción de pesca. Mientras mi padre “posaba” para la foto, ya me había parecido que el puntero de la caña hacía algo
extraño, pero no le prestamos más atención. En el momento en que él me hacía un
par de fotos, vi por el rabillo del ojo
que la caña que tenía a mi lado se movía. Acto seguido, corrí a dejar la dorada
que tenía en las manos dentro de la nevera, para sin perder más tiempo ir a
tantear si había algo clavado. En este impase y conforme me iba acercando a la
caña, pude comprobar que la línea estaba totalmente destensada.
Tras las primeras
vueltas de manivela y cuando ya la línea recuperó la tensión, tuve una parada
impresionante. Sin opción de recoger ni un centímetro, lo único que podía hacer
era sentir como el pez que había al otro extremo, sin dar carreras, daba unos inconfundibles cabezazos. Quise cederle la caña a mi padre, pero insistió en
que la trabajase yo, puesto que él hacía menos de 5 minutos que ya había sacado
una.
Estos peces una vez
prendidos del anzuelo, transmiten una sensación especial, difícil de olvidar. Creo que todos los pescadores, en el momento en que sabemos que viene una
captura, intentamos ponerle “cara” o más bien peso. Con una
dorada a mi me resulta difícil, las hay que vienen bravas desde el principio y
cuando ya las tienes en seco y observas su tamaño dices, parecía que iba a ser
más grande. Al contrario también sucede, las hay que vienen relativamente
mansas y cuando las ves en la última ola, piensas que no se corresponde con su
envergadura.
Esta desde un
principio, me dejó bien claro como era, no me dio tregua en ningún instante,
alternaba sus habituales cabezazos con desplazamientos laterales aprovechando
el oleaje, llevando al límite el equipo con el que estaba cansándola. El
diámetro de la línea del carrete era del 0.15, del modelo Sunto de Kalikunnan,
la cameta de casi dos metros era Hybrid de Yo-Zuri de un grosor del 0,30 y el
anzuelo, un Chinu de Mustad modelo 10001 NP del número 1, oculto en un buen
trozo de llubarré.
Reconozco que me puso
el corazón en un puño, sobretodo cuando vi su enorme cola chapotear por encima
de una ola. En ese momento pensé fugazmente, en la que había pescado hacía
escasamente un mes, pero debía centrarme en sacarla del agua, antes de hacer comparaciones.
Con la ayuda de un
par de olas conseguí ganar la batalla, tuve que agarrarla bien fuerte ya que el
estado de la mar, me podía jugar una mala pasada. Una vez en lugar seguro, la
explosión de júbilo de los dos fue increíble.
Soy consciente de que
me va a resultar complicado superar semejante record, 67 centímetros y 4 kilos de peso, son un tamaño excepcional
para las doradas que corren por aquí, pero mientras estás en el pesquero, nunca
sabes lo que se puede enganchar de tú anzuelo.