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domingo, 6 de enero de 2013

Rockfishing, pageles y besugos

Hace unos días mi mujer y yo, organizamos una salida de pesca a una cala de la Costa Brava. Los partes de tiempo no eran muy favorables, ya que daban entrada de viento del Norte (Tramontana) a partir del mediodía. Así que tocaba buscar un lugar en el que estuviésemos protegidos, para cuando entrase este frío y seco viento. No teníamos intención de madrugar, puesto que la idea era pescar en las horas centrales del día en busca de pageles, prolongando la jornada hasta después de la caída del sol.
Gracias a un buen amigo, conseguí ubicar el pesquero al que hacía muchos años que no visitaba. Después de tener ya las cañas en el agua a diferentes distancias, todas cebadas con americano y llobarré, cametas largas en fluorocarbono (Duel Carbon Fune Leader del 0,26) y anzuelos finos (Abumi y Keiryu de Mustad), sólo faltaba situar el lugar en el que nos prepararíamos una buena parrillada para comer. En jornadas de este tipo vale la pena aprovechar y más, teniendo en cuenta que la jornada se antojaba larga y fría, así que únicamente hacía falta esperar a que empezasen a haber picadas.


El lugar de pesca era ideal, lo tenía todo, desde este emplazamiento le ganábamos muchos metros al mar, además de ser cómodo para moverse, tener bien colocadas las cañas y con lugares a los que acceder al agua, en caso de tener que salabrar alguna buena captura.
Las picadas no se hicieron esperar, al cabo de un rato la primera de las cañas que había lanzado, delataba una buena picada, que por la manera de arquear me hizo pensar que se trataba de un pagel. Cuando ya lo tenía a escasos 20 metros, se fue en busca del fondo quedando enrocado. Con paciencia y dejándolo un buen rato con la línea destensada, éste finalmente acabó saliendo y cuando ví el puntero otra vez arquear era el momento de levantarlo, la primera pieza ya estaba fuera.
En sucesivos lances se repetirían los enroques y por consiguiente las roturas de línea. No acababa de encontrar la zona limpia y las referencias que tenía, de dónde debía poner los cebos eran correctas, pero con el tiempo que hacía que no iba por allí y el efecto de los temporales sobre el fondo, éste estaría más  descarnado de lo que esperaba. Lo cierto es que la elección del lugar de pesca era arriesgada y hasta que encontré la zona buena, me costó la rotura de media docena de bobinas.
Con el paso de las horas, comprobamos que los meteorólogos se habían vuelto a equivocar, pocas veces me alegro de esto. El mar continuaba plano, el agua limpia y el viento era nulo, asi que esperaba que con la caída del sol, si los pageles no entraban, los que acabasen apareciendo fuesen los besugos (aligotes).



Finalmente fueron éstos los que nos alegraron esa dura jornada, ya que los que salieron eran de buen tamaño.
Por suerte o por desgracia, yo me quedo con la primera, no nos topamos con un buen ejemplar, porque no quiero pensar como lo hubíesemos podido sacar, ante tan difícil fondo. 

Con nuevo año recién empezado, si que me topé con un ejemplar XXL, pero esto lo dejo para otro post...

jueves, 17 de mayo de 2012

Doradas, pesca "finesse" desde embarcación


La última salida de pesca en embarcación, iba encaminada a tentar a las doradas lejos de la costa. A pesar de tener un concurso de la liga social a surfcasting por la tarde, me decidí a salir un rato por la mañana, a ver si éstas se mostraban activas.
Sin realizar grandes preparativos la tarde anterior, salvo empatillar unos cuantos anzuelos en vistas de cómo estaría el mar, tenía claro que mi objetivo la mañana siguiente, serían las de la “frente dorada”. Una pesca de espera y tranquila, que me permitiría disfrutar del mar sin mucho trajín. La dosis de stress  ya la tenía reservada para la tarde, en forma de concurso.

Solté amarras tarde,  conectar la electrónica (GPS, sonda, radio, etc.) preparar cañas en el puerto,  colocar cañeros y tener ya a mano, todos aquellos accesorios que se necesitan durante la jornada, lleva un rato. Sin prisa pero sin pausa, me dirigí al caladero, esta vez quería probar en un nuevo punto, para tener otros lugares de referencia en caso de ir bien la jornada. Además, por no “quemar” el último que visité y en el que como ya expliqué en otro post, nos dio unos resultados magníficos.

Una vez en el sitio, una ligera brisa de levante presagiaba que la mañana de pesca se podía acortar, como al final acabó sucediendo. Aún así las condiciones del mar eran óptimas para probar. Una vez realizado el fondeo, sólo quedaba cebar los anzuelos y calar las cañas a diferentes distancias, para abarcar mayor espacio y detectar antes, la posible entrada de nuestras comensales. Se les ofrecía como plato único americano, que mi padre tenía guardado de jornadas anteriores.

La espera se hizo larga, muy larga, la actividad fue nula durante varias horas. No había morralla, un buen indicador, el cangrejo tampoco comía, por lo que los cebos salían intactos en cada revisión. Así que sólo hacía falta paciencia, pero en su justa medida, ya que no siempre acaban apareciendo.

Cerca ya del mediodía y en vistas del éxito y de cómo iba arreciando el viento, me dispuse a dar por concluida la jornada. Cuando iba a sacar del agua la última caña, noté como el sensible puntero de la Tica Sengoku delataba una ligera picada, indudablemente al tenerla ya en la mano, comprobé que al final de la línea había un pescado.

No tengo mucha experiencia en sacarlas desde embarcación, pero actúan de manera similar a la de otros grandes peces. Se dejan llevar, dando algún cabezazo de vez en cuando, hasta que empiezan a ver o percibir la silueta de la embarcación, entonces sacan a relucir todo su poderío e intentan zafarse del anzuelo. En este caso un Chinu de Mustad del número 1, empatillado con el fluorocarbono H.D. Carbon Fune de Duel, en un diámetro del 0,28.

En estos momentos hay que tener paciencia y sacar el máximo rendimiento a los equipos que utilizamos, un plus de suerte y veremos a nuestro objetivo en  la bañera de la embarcación…




Con esta captura en los últimos instantes, me di por satisfecho y puse fin a la jornada.

miércoles, 18 de abril de 2012

Doradas desde embarcación

En los últimos meses, por un motivo u otro, no le he dedicado a la pesca desde embarcación, el tiempo que realmente se merece. Entre el surfcasting, los concursos y su preparación, el mal tiempo y también los pésimos resultados en algunas de las salidas embarcados, el poco tiempo libre de que dispongo, no me da para más.
Ante la fiebre doradera que recorre prácticamente todas las playas, me decidí por organizar una jornada matutina, en busca de esta hermosa y combativa especie, esta vez desde embarcación.

La previsión meteorológica era buena y las condiciones del mar inmejorables, sol, con una ligera brisa de levante y el agua un poco turbia, por el efecto del fuerte oleaje que había habido en días precedentes. Un plan ideal para mi infatigable compañera, que “disfrutaría” de un buen solecito y también para un loco de la pesca como yo, que encontraría el mar en óptimas condiciones.
Una vez elegido el pesquero, seguí las recomendaciones de un compañero del Norte, que con todo lujo de detalles, me explicó como realizaba él este tipo de pesca en aguas del Cantábrico.
Debo reconocer que adapté alguna de sus explicaciones, al entorno en el que nosotros desarrollamos nuestra pesca, el Mediterráneo, donde hay escasa incidencia de mareas, las algas aparecen en momentos muy puntuales y los tamaños de las capturas también son más comedidos.
En esta jornada utilicé como cebos, americano y llobarrero, que esconderían anzuelos del modelo Chinu de Mustad, del 1 y del 1/0. Para su empatillado, para unos usé fluorocarbono Carbon Fune Leader de Duel del 0.26 de grosor y con los otros, el Amnesia de Sunset del 3.6 de diámetro.
Con el fondeo bien realizado y los equipos montados, iniciamos la acción de pesca de una jornada, que sinceramente me había imaginado como tranquila.

Al poco rato de tener las cañas en el agua, una suave picada delataba, que había algún pececito comiendo al otro lado de la línea, pasados unos instantes y esperando la repetición, esta se produjo, a lo que respondí con una firme clavada. De entrada, pensé que sería un pequeño pagel o una araña, pero cuando el pescado vio la barca, empezó a ofrecer más resistencia y me quedó claro por sus “martillazos”, que se trataba de una dorada.
Talismán más Scepter en acción
Rosa con el salabre hizo el resto, era nuestra primera dorada (desde embarcación) por lo que nos llenó de satisfacción. Al poco rato la actividad se multiplicó, sucediéndose las picadas y las capturas. Al fin y al cabo era lo que yo deseaba, quizá mi compañera hubiese preferido estar algo más tranquila, pero al final disfrutó de lo lindo, pescando ella los ejemplares de mayor tamaño.

Las cañas jugaron un papel decisivo, estábamos haciendo una pesca “finesse” y gracias a la sensibilidad de sus punteras intercambiables, la acción de pesca y el hecho de clavar buenos ejemplares, aumentaba aún más nuestra satisfacción. Ver como un ejemplar de casi 2kg, arqueaba considerablemente la caña y sacaba hilo de la bobina a escasos metros de la barca, era indescriptible. Las cañas eran una Tica Sengoku de 2.65 mts y una Tica Talismán de 3.20, tele-regulable hasta 3.80 mts. Carretes tamaño 6000 de Cando y Scepter de Tica, con las bobinas cargadas de monofilamento del 0.28 de grosor.

Despacito y buena letra
Una mañana de pesca que sin duda dejó el listón muy alto y que en parte, me quitó el mal sabor de boca que arrastraba. En días posteriores repetimos con el tipo de pesca, que no con el resultado, pero como sucede en todas las modalidades, si el pescado no está o no quiere comer, no hay muchas vueltas que dar. Un bolo es doloroso y te hace volver a la realidad, al final tambien tiene algo de didáctico, aunque cueste encontrar el lado positivo.

 

martes, 24 de mayo de 2011

En busca de "nuevos" pesqueros



Como en las últimas salidas con la barca, en busca de pageles, pargos y demás, la cosa no había funcionado todo lo bien que esperaba, me planteé un cambio de planes. Un amigo me dijo que entre semana, una buena manera de localizar nuevos puntos de pesca era aprovechar las zonas en las que los profesionales calaban sus artes y con la ayuda de la sonda, ver la composición de este y probar.
El día elegido a las 7 de la mañana, ya estaba embarcado con todo preparado y rumbo a un punto, donde en otra ocasión había capturado buenas piezas. Así pués el objetivo era ir en busca de las señales de "nuestros amigos" los profesionales.
Una vez en el sitio empezé a pescar en mi zona habitual, sobre un fondo de entre 42 y 55 metros, la captura de pequeños pageles y pargos me hizo plantearme el ir en busca de otros fondos y a escasos 500 mtrs. veía la banderola de un gallo que señalizaba una red. Con la barca a escasos 25 mtrs. de este, justo debajo me aparece un fondo muy interesante, con una roca que cambia el perfil radicalmente, lo que me hace ponerme manos a la obra.
Ya en la primera bajada y sin casi tiempo de que los cebos reposasen en el fondo, una buena sacudida arquea el puntero de la caña. Después de trabajar con cuidado la pieza/s, veo a medias aguas el resplandor de dos peces que van haciendo sus característicos círculos, conforme van llegando a la superfície ya rendidos después de varias carreras. Mi sorpresa fue ver que se trataba de un bonito pagel de casi un kilo, clavado en el anzuelo de abajo, que se había tragado un cangrejo ermitaño y un pargito de algo más de 600 grs. que había sucumbido a un gusano americano y que venía en el anzuelo superior del bajo.



El cambio de escenario prometía, así que durante un par de horitas fui haciendo derivas, con sucesivas capturas en forma de cántaras, vidriadas, incluso una lluerna (bejel).
La pesca con equipos ligeros, hace que el disfrute aún sea mayor, por lo que con una caña con su correspondiente puntera hibridada hará aún mejores esas sensaciones. El carrete de tamaño 5000 cargado con un trenzado de 0.08, un terminal de 0.35 de grosor, en fluorocarbono y un bajo con un diámetro inferior del 0.28 , me hicieron pasar una mañana excepcional.
Los cebos que utilicé fueron el americano y el cangrejo ermitaño, dos clásicos que rara vez suelen fallar. Esta vez los serranos y las doncellas no aparecieron, cosa rara.

domingo, 15 de mayo de 2011

Surfcasting...doradas





Después de varias salidas de pesca en busca de una buena dorada, hace unos días, por fín obtuvimos recompensa.

En las últimas semanas ya se ha empezado a notar, la entrada de estos ejemplares de mayor tamaño. Ahora sólo hace falta insistir y echar horas en la playa o playas en las que ya sepamos que se están dando capturas, esperando a que estas insaciables comilonas, hagan sus pasadas y se topen con nuestros aparejos. Buenos cebos como el llobarrero, el americano o la tita, no los pasarán por alto.




Por estas fechas no son las doradas la única especie que se muestra activa, si tenemos la mala fortuna de que los tallhams (anjovas) andan de cacería por nuestro pesquero, la rotura de líneas y la posible pérdida de capturas estará casi asegurada, así que paciencia...


miércoles, 8 de diciembre de 2010

Pageles desde embarcación






Con la llegada del frío, es el momento de volver a tentar a los pageles desde embarcación. Las últimas salidas que han hecho varios compañeros, que los han buscado desde costa y los resultados que han tenido, me hacen pensar que la cosa se ha podido animar. Así que si el tiempo nos lo permite, según los partes parece que sí, el fin de semana está cantado que iremos a por ellos.
Antes del verano ya los tentamos en alguna ocasión, pero el tamaño era bastante contenido. Pescando una piedra cercana, nos sorprendió el gran número de cántaras (morrudas) que cogimos en poco rato y que probablemente estarán mucho más creciditas. Así que prepararemos bien los cebos (americano, ermitaño y langostino), aparejos y demás e iremos en su busca.
Ya toca un cambio de registro, todo y no dejar de lado el curricán, probaremos otro tipo de pesca. Esperemos se comporten...

domingo, 14 de noviembre de 2010

Pargos, pageles y doradas desde el acantilado




¿Quien no tiene en un calendario, "fichados" los mejores meses para la pesca de una especie determinada?. Cada uno sabrá sus propios motivos, bien porque aumenta la actividad; porque el tiempo acompaña y nos apetece más practicar este deporte, o bien porque el tamaño de las capturas aumenta y entonces la recompensa aún es mayor.

Todo esta información, se va recopilando en nuestro disco duro a lo largo de los años, gracias a la experiencia y a veces, por las valiosas explicaciones recibidas de algún pescador veterano que las comparte contigo.

Llegado este tiempo, es hora de visitar uno de "nuestros cotos", en busca de buenas piezas y del que estoy seguro que nos puede deparar muy gratas sorpresas, como casi siempre. Además en estas fechas, es bueno pescarlo tanto de día como de noche, (pero lo de la noche lo dejaré para otro post). El lugar está en Begur, en la Costa Brava Sur.

El tiempo que llevo desconectado del surfcasting pasa factura y no por ello se pierden las ganas, todo lo contrario. Siempre sacas algo en positivo, je, je, empiezo a lanzar con el brazo izquierdo, algo impensable hasta hace un tiempo. Así que como la pesca desde este acantilado no es muy selectiva en cuanto a la distancia de lance, si lo es por el contrario con el material y en breve montaremos esa salida que hemos demorado por tanto tiempo.

En este caso el equipo debe estar al 100%, no cabe el más mínimo error y cuando digo el equipo, no hablo únicamente de los materiales y cebos de pesca, sino de lo más importante: Nosotros. Un traspiés en las rocas es siempre peligroso, pero si además hay unos 15 metros hasta el agua, la cosa es muy seria. Afortunadamente nunca hemos tenido ningún susto, porque ninguna pieza vale más que nuestra seguridad.

El montaje que mejor nos ha funcionado en este lugar ha sido el de plomo corrido, con un giratorio con imperdible al que atamos un único anzuelo, (también se puede montar un bajo con dos cametas), de tamaño acorde al cebo que vayamos a utilizar y a las piezas pretendidas.

Para mí, uno de los mejores cebos en este lugar y que mejores resultados me ha dado, es el cangrejo ermitaño, tampoco pueden faltar el americano y el siempre socorrido llubarrero. La líneas de los carretes son del 28 al 33, con un empalme de mayor grosor, en la del 28 para que aguante el golpe del lance. Las cañas deben ser de acción elevada, ya que nos deben facilitar el subir una buena pieza, sin ayuda de la sacadera, desde muchos metros de altura.



lunes, 30 de agosto de 2010

Pesca entre boyas


Muchas veces y mientras contemplaba el puntero de las cañas, en las "típicas jornadas estivales", en busca de ese ranchito de mabras, roncadores o con suerte alguna dorada. Me hacía la siguiente pregunta, ¿porqué no tentar el mismo tipo de pescado, pero desde la barca?.
Desde la orilla hay que estar constantemente prospectando el fondo (si no es una zona conocida), hasta encontrar algo, que nos haga pensar que esa es la zona de paso del pescado o que ahí está comiendo. En numerosas ocasiones este se encuentra muy lejos, por lo que o eres un buen lanzador o no te queda otra que esperar a que esa noche el pescado se acerce a tú distancia de tiro y para futuras salidas, mejorar tú técnica de lance.
Bueno a lo que iba, con el cebo que gentilmente mí padre nos había dejado y que le había sobrado de un concurso, organizamos una salida nocturna en barca. El lugar lo escogimos "al azar", una zona dónde sabíamos que se habían estado tocando buenas herreras desde la playa. Eso es a escasos 50 mts de las boyas que delimitan la zona de baño. Así que fondeados debidamente ( lo ideal es doble fondeo por proa y popa), montamos tres cañas con puntero híbrido de 3,5 mts a 4,50 mts. Alternamos bajos de 2 cametas largas, con anzuelos del nº6 tipo Cristal y otros con montaje de plomo corrido con anzuelos All-Round del nº 4, por si entraba algún pescadito más granado. Los cebos que utilizamos fueron la lombriz catalana, americano y areny. El resultado de la jornada, a parte de una excelente cena y una buena charla, fue la captura de unos cuantos pageles, otros tantos roncadores, alguna doradella y únicamente una herrera.
Honestamente me quedé del todo satisfecho, aunque esperaremos que pasen estos meses de canícula y que el tránsito de embarcaciones se reduzca para repetir pesca. Seguro que el resultado mejora.
La pesca desde playa tendrá que seguir esperando...

domingo, 11 de julio de 2010

Jornada de brecas y pargos




Habíamos planificado la próxima salida en barca, con la intención de capturar sobretodo pageles (brecas) y algún que otro pargo. Según la previsión, el estado de la mar, seria del todo bueno, día claro y con una mar en óptimas condiciones, sín la influencia de ningún viento, a excepción del típico terral matinal, que "casi siempre" facilita la acción de pesca. Al llegar por la mañana al pantalán, el tema había cambiado sustancialmente, durante la noche había empezado a soplar ligeramente el viento del este, con lo que la mar ya no estaba lo cómoda que esperábamos encontrar, en el cielo algo de bruma. Aún así preparamos los equipos y salimos directos a la zona de pesca, con un fondo mixto, entre los 35 y los 45 metros.
La pesca no era todo lo fructífera que deseábamos, en los primeros lances tocamos algún serrano, julias y un par de pageles, pero muy espaciados en el tiempo. Motivada por la acción del viento, la deriva era considerable y efectuábamos pasadas por la zona de pesca con demasiada rapidez. Así que decidimos fondearnos y una vez realizada la maniobra y con el hierro bien cogido en el fondo, nos dedicamos a peinar la zona, el resultado final mejoró con la captura de varios pargitos y un par de buenos pageles (brecas) que rondarían los 3/4 de kilo, los cebos utilizados fueron el americano y el llubarrero.
Esta fue la jornada matinal del sábado, el día antes por la tarde también habíamos repetido, esta vez en busca de anjovas, el resultado de la misma la dejo para el próximo post.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Las primeras doradas de la temporada...aunque no mías






Desde hace ya unas cuantas semanas, se están empezando a tocar las primeras doradas. Este cambio de tiempo y la ligera subida de temperaturas, ha favorecido a que éstas empiezen a entrar. Es curioso ver una vez se "abre la veda" y se empiezan a sacar las primeras cabezonas, como determinadas playas se llenan de cañas, desde primera hora de la mañana y hasta bien entrada la tarde. Es cierto que como dice el refrán, al final quien la persigue la consigue y esto es lo que le sucedió a un buen compañero de pesca (mí Padre), que después de varias intentonas cogió las primeras del año.
Las de estas fotos, pertenecen al año pasado y las sacamos en la playa de Sant Pol de Mar. Como cebo utilizamos llubarrero, tita y americano, aunque prefirieron el primero.

lunes, 12 de abril de 2010


Siempre que podemos, nos gusta ir a probar la playa en la que vamos a ir de concurso. Claro que a veces no es posible, la distancia, el tiempo y "otros condicionantes" no lo permiten. Esta vez toca Ampuriabrava, así que allí que nos fuimos, cebos diferentes, lombriz catalana, americano, llubarrero y alguno más. El parte era favorable, poco viento (cosa rara allí arriba), algo de lluvia, pero el agua demasiado quieta, así que a probar. Unos bajos de una manera, buscando unas especies y otros diferentes para buscar otras. El uso de los flotantes, fijo, aunque para gustos colores. Al final el test en cuanto a capturas, no fue bien, pero nos sirvió de piedra de toque, para lo que nos puede deparar la prueba del sábado.
Suerte a los que vengan....

jueves, 25 de marzo de 2010

Al mal tiempo buena cara


No siempre el tiempo acompaña y a veces nos pueden más las ganas, que cualquier otra cosa. Así que con un parte no muy claro, nos arrancamos a salir de casa, para llegar al lugar de pesca y tener las cañas en el agua, justo al despuntar el día, eso significa una hora de coche, hasta llegar a Begur. Cebos, americano y cangrejo ermitaño, el montaje con un sólo anzuelo del nº 4 al nº 2 (pico de loro y duro), plomo corredizo de aleta, para al recoger levantar rápido del fondo y evitar enroques, línea del 0,30/0,32 y un empalme de unos 10 mts. del 0,45, para que no pete al lanzar. Cuando no hacía más de 20 minutos que teníamos las cañas en el agua, una de ellas se empieza a doblar considerablemente, mi compañero y yo nos miramos y pensamos que la primera buena pieza, se había decidido a embocar el ermitaño que llevaba de cebo. La verdad es que la sensación, es alucinante. Una vez consigues levantar el pescado del fondo y ves como platea allí abajo luchando por liberarse, con unos cuantos metros de agua por encima, piensas que una parte está hecha, ahora queda lo peor, subir la pieza a plomo desde una altura de unos 15 mtrs. Por eso, no vale la pena escatimar unos cuantos euros, en hilos, anzuelos y demás, si luego pierdes una buena pieza por la calidad del material.
Ese día, la jornada no se dio mal, además de la dorada kilera (1.300grs), salieron unos cuantos pageles, algún pargo y un buen tordo. No todos los días acaban así.