Tembladera capturada en el Delta del Ebro que se fue por dónde vino |
En estos meses
en los que nos encontramos, la presencia de las especies denominadas menores se
acrecienta, véanse jureles, herreras, palometas, obladas, etc. Una opción a
tener muy en cuenta, cuando la actividad de nuestras amigas de la frente
dorada, es muy baja o nula y si el periodo se prolonga durante semanas.
Es un ligero
cambio de planteamiento que a veces es del todo necesario, si no queremos
acabar dejando de lado las cañas por los continuos bolos. En mi caso, que
también ando metido en competiciones de surfcasting, es de obligado
cumplimiento, porque el hábito no hace al monje y si dejas de practicar esta
modalidad de pesca algo más acelerada, llegado el momento, esta inactividad te
acaba pasando factura si no te mueves más o menos rápido.
Palometa, una especie muy combativa que se junta en cardúmenes |
Como ya he
apuntado en otras ocasiones, me siento un privilegiado de vivir por esta zona,
en apenas unos cuantos kilómetros hay escenarios para la pesca de doradas en
otoño e invierno. Un poco más hacia el sur tengo relativamente cerca el paraíso
del Delta de l’Ebre, con sus innumerables especies y a escasos minutos de casa,
hay playas en las que en esta época en que estamos, los jureles, obladas y en
años buenos las mabras, te hacen pasar jornadas de lo más entretenidas, eso si,
si las anjovas les dejan comer.
Unos cuantos
kilómetros más hacia el norte, tenemos las playas del Barcelonés, el Prat,
Castelldefels, Gavà, escenarios predilectos para la pesca de lisas (mújoles).
Una especie que en numerosas competiciones celebradas en Catalunya, su captura
te dará el empujón necesario para quedar bien clasificado, una pesca de lo más
divertida el día que damos con ellas, con sus numerosas picadas y su pelea
continua. Ejemplares que pueden rondar los dos kilos y que con la utilización
de bajos, pueden pescarse de dos en dos o incluso se pueden hacer tripletes,
llevando al límite de rotura los montajes que utilizamos.