lunes, 9 de diciembre de 2013

Doradas a surfcasting, un día excepcional


 
En una de las últimas entradas hice un pequeño inciso, de lo que me sucedió en una de las jornadas de pesca en busca de doradas, ahora ha llegado el momento de contarlo.
Era una tarde de domingo con una previsión de tiempo relativamente buena, estaba anunciada una entrada paulatina de levante, con posibilidad de que hubiese algo de lluvia.
Después de comer y de haber preparado todo el equipo, me dirigí a una de los pesqueros que mejores resultados me da. La playa estaba prácticamente vacía, había un par de pescadores a una centena de metros a cada lado de dónde yo tenía pensado colocarme y algún que otro paseante. El mar estaba en buenas condiciones, un oleaje suave con un ligero rizo ocasionado por el viento me transmitía muy buenas sensaciones.
El cebo elegido para esta jornada básicamente era el llubarré, llevaba también algo de lombriz catalana y de arenys, que le había sobrado a mi padre de un concurso. No llevar cebo duro como la tita de palangre, podía haberme supuesto un problema si la morralla hubiese hecho acto de presencia, pero esta vez no hizo falta.
Un buen rato antes de que se hiciese de noche, las cañas ya estaban en acción de pesca, más o menos lanzadas todas a la misma distancia y con el mismo cebo. Al mismo tiempo que el sol empezaba a caer y el viento a arreciar, el puntero de la primera caña que había lanzado se destensaba, era la señal inequívoca de que algo había picado. Después de recuperar la tensión en la línea, los cabezazos que me llegaban a la Split Surf dejaban poco margen de error a que pez era el que venía del anzuelo. Tras un par de carreras a escasos 30 metros de la orilla y ya en el escalón, cobraba la primera dorada de la jornada, un ejemplar que rondaba el kilo y medio (como el resto de las que salieron esa noche).
Esta captura me daba la moral suficiente, para soportar lo que se me venía encima y nunca mejor dicho. El tiempo empezó a cambiar de manera radical, la teórica entrada suave de levante, se tornó en un precipitado aumento del viento y de las nubes de lluvia. En este impasse otra de las cañas volvía a delatar otra picada, sin prisa pero sin pausa, sacaba otra dorada del mismo calibre que la anterior.
 
La playa en cuestión, nos había jugado una mala pasada a Carmelo y a mí unos días antes. Cuando lleva días azotada por el oleaje, la posidonia que hay en las proximidades se desprende, lo que dificulta o imposibilita la pesca y ese día nos tocó recoger y cambiar de playa.

En la misma proporción que iba aumentando la inestabilidad meteorológica, la actividad de los peces también crecía. No podía dar crédito a lo que me estaba sucediendo, mientras trabajaba la tercera pieza otra de las cañas empezaba a perder la tensión en la línea. No es que viniesen las líneas cruzadas, es que posiblemente otra cabezona se había tragado mi engaño.
Dicho y hecho, después de sacar la tercera y volver a lanzar la caña, me dirigí a la caña que estaba picada para seguir con la racha. Los dos pescadores que había a mi lado, ya habían recogido ante el vendaval de viento y lluvia que se había formado. Uno de ellos antes de irse se acercó a verme y se quedó perplejo igual que yo, al ver las doradas que llevaba y las que estaban picando, ya que en el rato que estuvo allí saqué otras dos, también rondando los dos kilos.

No eran las nueve de la noche y llevaba ya seis doradas, de un tamaño más que razonable. Lo curioso del caso y que a posteriori valoré, es que no cogí ningún otro pescado que no fuese dorada, cuando el estado de la mar y lo agitado que estaba ya no tenía nada que ver, de cómo había empezado. La lluvia no me amilanó y seguí durante un rato más, en la siguiente hora cogí otras tres doradas, una de ellas llevó al extremo la línea que usaba (Tsunami Pro del 0.16) y arqueó la Shangrila Pro de manera escandalosa. El margen de reacción era nulo, porque mientras veía las sacudidas que pegaba, estaba peleando con otra cabezona.
Agotados los tres llubarrés que llevaba, estuve tentado de seguir pescando con la lombriz y el areny que aún me quedaban, pero con el extraordinario botín que ya había conseguido, decidí finalizar la jornada a una hora más que aceptable y “guardar” alguna para otro día. 

En los días posteriores parece que se esfumaron del lugar, porque el resultado de algunos compañeros fue muy poco alentador. Aunque Noviembre nos tenía guardada otra jornada de locura, esta vez en el paraíso lubinero por excelencia, el Delta del Ebro.
Sin duda a base de ir, finalmente aciertas y estás en el lugar adecuado, en el momento indicado, todo un tópico pero una situación muy real. La perseverancia ayuda a que se de esta circunstancia, pero lo que nunca nos pueda faltar es la ILUSIÓN.

martes, 3 de diciembre de 2013

Kalikunnan-Catálogo 2014

Cómo cada año Calicó S.A. presenta el nuevo catálogo con todas sus novedades. En él encontraremos la nueva línea de productos, de las marcas que distribuye: Kalikunnan, Mustad, Yo-Zuri, Penn, Tica, Renzo Valdieri, Led Lenser, Duel, Herculy, Shakespeare, Sunline entre otras.

Una larga lista de productos que en breve encontraremos en nuestras tiendas de pesca habituales.

Os dejo aquí el link para que le echéis un vistazo.

http://www.kalikunnan.com/1198/

KaliKunnan

martes, 19 de noviembre de 2013

Curricán costero, una alternativa otoñal

 

Ante todo puntualizar, que el resultado de esta jornada, es del todo inusual y con este pequeño apunte, paso a contaros lo que nos sucedió.
De buena mañana mi mujer y yo, decidimos salir con la barca a ver si haciendo algo de curricán, encontrábamos actividad en superficie. Desde nuestro puerto base nos dirigimos hacia el Norte, en dirección a Lloret y buscando un fondo de entorno a los 35/45 metros. Una zona en la que por estas fechas, los bonitos hacen acto de presencia y si das con ellos, te pueden dar una mañana de lo más entretenida.
Los señuelos que utilicé al inicio de la jornada, eran unas plumas de Yo-Zuri, en concreto las cabeza cristal en su tamaño más reducido. En una caña puse un montaje en “metralleta”, al final del cual iba una cucharilla para resaltar, las otras dos cañas con una única pluma en cada una de ellas.


Después de varias horas sin tener ningún tipo de ataque, ni ver actividad en superficie, al final de la playa de Lloret sobre una sonda de casi 20 metros, una de las cañas marcaba picada. La pelea fue corta, un par de carreras y embarcamos una pequeña melva, que se había tragado completamente la muestra, un par de fotos y la devolvimos otra vez a su medio natural.

En vistas de tan poco éxito y de que no parecía que los bonitos estuviesen activos, hicimos un cambio de rumbo radical y nos dirigimos a una zona más alejada de la costa y más cercana a nuestro puerto. Conforme íbamos acercándonos a otro hot spot, mi compañera que era quien gobernaba la barca en ese momento, me avisó de que había una pajarera a no mucha distancia. Dos embarcaciones estaban ya por la zona, por lo que con cuidado de no molestarnos, empezó la segunda parte de una jornada que se nos quedará grabada en el recuerdo.

Esta modalidad de pesca es muy divertida, como todas cuando hay actividad, pero no olvidemos que hasta encontrar un día así, hemos empleado muchas horas y hemos remojado muchos señuelos, sin que ni un solo pescado diese señales de vida.

Justo antes de llegar a dónde estaba una de las pajareras, la primera de las cañas se curvaba y el carrete empezaba a soltar hilo. Cambio de roles y mi mujer era quien trabajaba la captura, mientras yo dirigía la barca, otra de las cañas hacía lo mismo que la anterior, el frenesí se iniciaba.

Una tras otra las picadas se sucedían, melvas y pequeñas bacoretas eran los peces que depredaban, mientras que los peces pasto eran esta vez sardinitas. La diferencia entre pelear con una bacoreta y una melva es sustancial, como luchan las primeras. No obstante todos los miembros de esta familia con un cuerpo compacto e hidrodinámico, son verdaderos torpedos difíciles de dominar.

Paulatinamente y con cada pasada que íbamos haciendo las tres embarcaciones, las pajareras iban menguando y cada vez se dispersaban más, es lo que tiene este tipo de pesca cuando hay estas concentraciones de aves y de peces.

Para esta modalidad de pesca suelo utilizar dos tipos de cañas, las típicas de curricán algo más toscas y recias y unas cañas de spinning tropical que para mí son muy polivalentes. Hablo en concreto de las Tica Shore the Jig, que me permiten disfrutar aún más de la lucha con el pescado.

Con estas cañas uso unos carretes Tica en un tamaño 6000, cargados con un multifilamento al que en la parte final, añado unos 30 metros de fluorocarbono de un grosor del 0,45.

No desistiremos de buscar a los bonitos, aunque por estas fechas se muestra más propicia la pesca de otras especies.

Captura y suelta

domingo, 10 de noviembre de 2013

Doradas, comienza la actividad...


 
En las últimas semanas de octubre y en el recién iniciado noviembre, hemos podido constatar que la actividad doradera, se ha multiplicado exponencialmente.
Las próximas entradas intentaré ir desgranando, los excelentes resultados que hemos ido cosechando en esta nueva estación, que podría marcar el final de una época pobre en capturas.
En una de nuestras playas talismán se dio el pistoletazo de salida, al reencuentro con nuestras amigas de la frente dorada. Acompañado de mi mujer, decidimos salir una tranquila tarde antes del cambio horario. Para no perder las buenas costumbres, nos presentamos en la playa con un buen surtido de llobarreros y alguna tita de palangre. Este excelente cebo, se lleva el primer puesto con bastante holgura, en el casillero de capturas. No pondré en duda las preferencias de cada uno de nosotros, los hay fieles a la tita de palangre, cebo que tampoco debe faltar cuando buscamos ejemplares de cierto tamaño o cuando la morralla está muy activa.

El atardecer no nos deparó ninguna sorpresa, los cebos salían prácticamente intactos. Así que en cuanto se hizo de noche y como ellas no querían comer, era nuestro momento para hincar el diente. Nada más empezar con ello (la Ley de Murphy muchas veces se acaba cumpliendo), la línea de una de las Split Surf empezaba a perder la tensión y el puntero se ponía recto. Era la señal inequívoca, de que algún pescado se había interesado por el llubarré, dónde había escondido un anzuelo Chinu de Mustad del nº2.

 
Nada más coger la caña y dar unas vueltas al carrete, los primeros cabezazos no dejaban margen a la duda, era más que probable que se tratase de una dorada. Llegaba el momento de cederle la caña a mi mujer para que disfrutase de la pelea. Con mucho mimo fue trabajando la captura hasta ponerla en seco, una buena dorada de ración, que fue la captura más significativa de la noche. Las mabras (herreras) hicieron su entrada y la labor de continuar tentando a las doradas, se desvanecía con el paso del tiempo.
Así que con este “botín” dimos por concluida la jornada, confiando en cómo en días posteriores acabó sucediendo, las doradas estuviesen más activas, pero esto lo dejo para una próxima entrada. 

jueves, 24 de octubre de 2013

Port de la Selva, una jornada de rockfishing


 
Durante las pasadas vacaciones, pudimos disfrutar de una jornada a rockfishing, en una de las zonas más privilegiadas del litoral catalán, la Costa Brava norte.
Aprovechando unos días de descanso en Cadaqués y ante la cercanía de un buen lugar de pesca como es la población del Port de la Selva, decidimos aventurarnos a ver que nos depararía una jornada matutina, en busca de cualquier especie que se cruzase en nuestro camino.
 

Después de unas cuantas paradas, decidimos el enclave dónde nos íbamos a pasar las próximas horas. Se trataba de un lugar accesible, cómodo y que siendo sincero, inicialmente no apostaba que nos diese el resultado que al final nos acabó dando, no por el tamaño de las capturas, pero si por el rato tan divertido y la espectacularidad de alguna de las picadas.
El recuerdo de esta zona en la que ya había estado pescando anteriormente, era que sus afiladas piedras, tanto en el interior del mar como en tierra, hacían que la merma de material fuese considerable, sin perder de vista también que un traspié te podría ocasionar un serio disgusto.
Por lo tanto opté por arriesgar con dos de las cañas, así que mis dos Marsico iban a trabajar una zona rocosa con algunos claros cercanos, con un aparejo de plomo corrido, al que iría unido un anzuelo chinu de Mustad del número 4 con un buen americano.

 
La otra caña que decidí montar fue una telescópica de 4.5 metros, concretamente  una antigua Adriática de la marca Renzo Valdieri, con la que en mí época de rockfisher había disfrutado de lo lindo, viendo como se arqueaba cuando un buen tordo, buscaba su agujero o el algar cercano, la historia se volvía a repetir pero los protagonistas iban a ser otros…

Con esta última caña busqué una zona limpia, exactamente la entrada a una pequeña playa en la que a escasa distancia, había alguna que otra piedra. El montaje fue muy parecido al que había utilizado con las otras dos cañas, plomo corrido de menor tamaño debido a la acción más contenida de la telescópica y una cameta de casi dos metros, esta vez utilicé para el empatillado fluorocarbono del 0.25mm al que uniría un anzuelo Sode a Mustad (H.D. Carbon Fune de Duel), por tratarse de pesca diurna y en zona de arena.

Un fondo rocoso lleno de vida
 
No transcurrió mucho rato cuando la Adriática delataba la primera picada, un ligero y continuo tintineo del puntero, al que siguió una buena carga, me hicieron tomar la caña y trabajar la primera pieza. Se trataba de un bonito sargo, que no dejó pasar la ocasión de llevarse un buen almuerzo. Volví a lanzar aproximadamente en la misma zona, mientras en las cañas que tenía más a la izquierda y pescando en fondo más rocoso, la actividad era prácticamente nula, salvo alguna picada de raspallones o vidriadas, la misma caña volvía a tener algo al otro lado de la línea. Esta vez la picada fue violenta y la caña se empezó a arquear rápidamente, al ser un caña blanda el efecto era espectacular. Un pagel había sucumbido al engaño, no sería el último, ya que las siguientes capturas fueron de la misma especie y en la misma caña. Es alucinante como pelean estos animales y no me deja de sorprender, que no siendo la mejor época del año para ir en su busca, aparezcan de manera tan precoz y con relativa abundancia.

Insisto en que no hubiese apostado nada, por ese minúsculo y cerrado lugar de la playa, en el que creía que no pasaría ni un pescado, pero cuando se pesca hay que probarlo todo…



 

domingo, 6 de octubre de 2013

Madrugada de doradas


 
Durante las últimas semanas he estado algo desconectado del blog, no por ello he dejado de ir de pesca.
Hace unas semanas me llevé un alegrón de los grandes, porque el resultado de la noche fue mucho más fructífero de lo que me esperaba.
Dudaba a que playa ir ya que la previsión del tiempo no era la mejor, empezaba a entrar Levante y con él las nubes y un cambio sustancial del estado de la mar, por lo que las algas también podían aparecer en escena.
Mi idea era bajar a la playa al filo de la medianoche, una hora intempestiva que me permitiría aguantar hasta el amanecer y ver si las doradas, en la salida del sol estaban activas.

Antes de ir al pesquero decidí darme una vuelta por la playa, en este caso el lugar elegido era La Pineda, por lo que al tenerlo a escasa distancia de casa me fui a ver en qué condiciones estaba el mar y si la playa estaba muy concurrida. Mi sorpresa fue mayúscula cuando al llegar vi que había un concurso y que la única zona de playa que quedaba más o menos libre era la central, personalmente la que menos me gusta. Pregunté a unos conocidos que tal iba el concurso y me comentaron que al otro lado de la playa, esa misma tarde habían tocado buenos ejemplares de dorada, lo que me confirmaba que mi elección podría ser acertada.
Pasada la medianoche llegaba a la playa y tal y como ya había pensado antes, me fui directo al centro de la misma, dónde prácticamente no había nadie a mi alrededor. El incipiente oleaje de Levante me transmitía buenas vibraciones, pero como ya sabemos a veces sólo se queda en esto, porque los peces a lo mejor no están muy receptivos o porque no acertamos con la distancia a la que comen.
Monté en los carretes bobinas cargadas con Tsunami Pro en un grosor del 0,16 y los anzuelos del número 2 del modelo Chinu de Mustad. Para su empatillado usé hilo Amnesia del 3.6, dado que es sumamente dúctil y que en condiciones de oleaje nos brinda unas prestaciones excepcionales.
Después de tres horas sin actividad y en la que los cebos salían casi intactos, la primera caña delataba picada. Con la línea totalmente destensada estaba claro que algo había pasado por allí, al dar  más de una veintena de vueltas de manivela y no recuperar la tensión, cada vez tenía más claro que las anjovas (tallahams) habían hecho su primera pasada y el primer corte de línea era una realidad. En la siguiente hora y media tuve dos picadas más de este tipo, por lo que la apatía empezaba a hacer acto de presencia y la moral cada vez estaba más minada. Los cebos que llevaba esa noche eran llubarré y tita de palangre, como el primero siempre ha dado muy buenos resultados, era con el que mayoritariamente cebaba las cametas. En un lance un poco “a la aventura”, detrás de uno de los bancales que marcaba el oleaje sobre los 110 metros, tuve una impresionante picada que hizo que el carrete empezase a soltar hilo, mientras con cara de asombro esperaba a poder sacar la caña de la pica. Tras unos minutos de tira y afloja y a escasos 40 metros de la orilla, dónde apenas había treinta centímetros de agua, vi la cola de una preciosa dorada que metía el morro contra el fondo tratándose de liberar, cosa que no consiguió.

Me sorprendió un poco la cercanía a la que había tocado este ejemplar, lo que me hizo corregir los siguientes lances. Posteriormente otra picada destensaba el puntero de mi Split Surf de Kali Kunnan. En los primeros instantes pude volver a comprobar,  que se trataba de otra dorada que resultó ser muy parecida en cuanto a tamaño, de la que hacía poco más de tres cuartos de hora que había cogido.

 
Un acusado parón me hizo plantearme el recoger mi equipo e irme, pero pronto iba a amanecer  y no podía perderme tan mágico momento, aunque no me diese más pescado, a fin de cuentas ya estaba más que satisfecho con las dos piezas que llevaba. Con oscuridad total y sin todavía ver despuntar el sol, otra picada me puso en jaque, esta vez se trataba de una dorada kilera que acabó de redondear tan larga noche.

La llegada del amanecer no me ofreció ninguna sorpresa, salvo la aparición de los primeros paseantes y bañistas que me hicieron dar la jornada por concluida, con un muy buen sabor de boca.

 

miércoles, 21 de agosto de 2013

Rockfishing, "para muestra un botón..."

 

Con esta entrada hago un viaje a un pasado no muy lejano, en el que por diferentes motivos, la técnica de pesca que más practicaba era el rockfishing y que en algunas ocasiones, nos brindaba capturas excepcionales.
Recuerdo con especial ilusión, aquellas jornadas de pesca matinales en los espectaculares acantilados de la Costa Brava, en lugares como Begur, Tamarit, S’Agaró, Lloret de Mar etc. 
Unas jornadas que intentábamos planificar al milímetro y en las que procurábamos, que no quedase ningún cabo sin atar.
 
Un buen pescador y conocedor de toda esta zona, me dijo un día que para frecuentar estos pesqueros tenía que haber nieve en las montañas,  algo que con el paso del tiempo y después de muchas excursiones acabamos por entender. A su manera lo que me quería decir, es que debíamos ir en los meses más fríos.
El lugar ya lo he mencionado en otras entradas, se trata de un pesquero ubicado en Begur, una atalaya en toda regla, dónde se realiza un rockfishing extremo. Un lugar al que es mejor acudir acompañado y dónde cualquier error se podría pagar muy caro. Fotografiar aquí una pieza de buen porte,  requiere del uso de los mejores materiales, además de que para ello la Diosa fortuna, también tiene que estar de nuestra parte.
No se a vosotros, pero a mi a veces en esto de la pesca me pueden más las ganas que el sentido común, así que un día en que la méteo iba a ser la perfecta, decidí irme yo solito a este alejado pesquero.
Llegué en uno de los momentos clave, con el tiempo suficiente para tener las cañas preparadas un rato antes de que el sol empezase a despuntar.
Los equipos que habitualmente utilizaba en estas jornadas eran, mis inseparables cañas Marsico (Renzo Valdieri) de 4 metros con los punteros duros, los carretes Scepter (Tica) cargados con un monofilamento del 28, con un puente del 0.40 para que soportase el lance.
El montaje era de plomo corrido al final del cual, iba un anzuelo Mustad del nº2 del modelo Chinu, empatillado con un fluorocarbono del 0.30 ya que la pesca iba a discurrir en horario diurno.
El cebo que nunca podía faltar era el cangrejo ermitaño, lo complementaba también con algún que otro anélido, como podías ser la rosca (gusana de veta),  americano y en alguna ocasión llubarré.

Con las cañas en acción de pesca ahora sólo hacía falta esperar, que alguna de las muchas especies querenciosas de esta zona, quisiesen darse un buen desayuno. En este lugar, antaño solían capturar dentones (no excepcionalmente), buenas doradas, cabrachos, pargos y un gran número de otras peces, que no alcanzan tamaños tan grandes, como pueden ser sargos, tordos, vidriadas, etc.

 
Ahora resulta complicado hacerse con alguno de estos ejemplares, es más que evidente que su población ha menguado por diferentes motivos, pero como siempre digo hay que seguir intentándolo, porque la ilusión es lo último que podemos perder…

Los pequeños lábridos y serránidos siempre estaban presentes, por lo que había que revisar cada cierto tiempo los cebos. Mientras recogía una de las cañas, aprecié como el puntero de la de al lado se empezaba a curvar lentamente. Decidí coger la caña y bajar a una pequeña repisa para salvar las rocas que había a ras de agua, craso error, ya que de aquí no me podría mover sin tener que dejar la caña. El pescado cabeceaba y me daba tirones, pero no tenía ni idea de que peleaba al otro lado de la línea. Por su altura el lugar te permite una visión excepcional, de por dónde te viene el pescado y que puede ser, en este caso sólo podía ver una silueta oscura, que hasta que no salió del agua no supe lo que era. Se trataba de un buen cabracho que se había tragado un suculento cangrejo ermitaño, mientras lo observaba desde arriba, me vino a la cabeza que desde dónde me había colocado no podría cogerlo con la mano y el hecho de ser un pez con espinas venenosas, no me permitía darle el trato que hubiese sido con otra especie.
 
La botella era de 1,5 L.

 
Con paciencia lo fui subiendo y cuando lo tuve delante, pude ver que llevaba bien alojado el anzuelo, lo que me dio la garantía de lanzarlo a la repisa, desde dónde debería haber estado.

Sin duda fue la captura del día, que no la única, ya que los pageles, tordos y algún que otro pargo se presentaron a su cita. Es el ejemplar más grande de esta especie que he capturado y aunque las fotos (me vais a perdonar), no sean de muy buena calidad, como dice el dicho “para muestra un botón…”

jueves, 1 de agosto de 2013

Pesca de la araña desde embarcación


 
Abordo esta nueva entrada en el blog, con una intensa mezcla de sentimientos, recuerdos  y vivencias del presente.

La pesca de la araña desde embarcación, fue una de las primeras modalidades que pude disfrutar en compañía de mi tío, quizá por ello sea de las que más me gusta practicar. Si  la memoria no me falla, de esto hace ya algo más de 25 años, cuando la pesca y lo creo honestamente, era radicalmente diferente en todos los niveles a la que hoy practicamos. Por aquel  entonces las zonas de pesca se tomaban por enfilaciones, cogiendo como referencia dos puntos, creando así dos líneas imaginarias y cuya intersección sería lo que actualmente marcamos en nuestros GPS como waypoint.

El montaje para engañar a estos voraces y abundantes peces era sencillo, un plomo de cuerpo cilíndrico de unos 100 gramos, con una varilla un tanto doblada de unos 25 centímetros, a cada uno de los extremos del plomo, al que por un lado se unía la línea madre de la madeja ya que no utilizábamos cañas, de no menos de un grosor del 0.50 y por el otro lado, anudábamos junto con un giratorio con imperdible, un ramal del 0.40 de aproximadamente 1.5 metros con tres anzuelos del nº 5/6 empatillados en la misma cameta. El cebo a emplear siempre era el sonso (lanzón), preferiblemente fresco ya que mantiene al máximo su brillo y olor, al que ensartaríamos los tres anzuelos, en cabeza, parte central y cola.

Todo esto, aderezado con la habitual brisa matinal, que nos ayudaría a batir mayor zona de pesca y por consiguiente, a localizar las zonas más querenciosas, era suficiente para hacerse con un generoso botín.

El patrón estaba claro quién era y en una pequeña embarcación de madera de apenas 4 metros,  la “Mare de Déu del Vilar”, manipular a estos peligrosos peces era complicado, los pies y las piernas estaban a un simple salto de sus venenosas espinas. La orden para no llevarnos un doloroso picotazo era clara, “nen, hasta que no haya limpiado la que está en la orla, no se embarca ninguna…” y así fue, todas las veces en que salimos con aquella barquita.

Con los años, entendí la insistencia que puso mi tío en aquello que me comentó y no mucho tiempo después, viví en mis propias carnes esa dolorosa experiencia. Un día buceando en un arenal se me ocurrió atrapar a un inmóvil pececito, que apenas se inmutó cuando iba a cogerlo con la mano y que poco se parecía a los de su misma especie y que ya había pescado. El resultado os lo podéis imaginar, en el hospital con la mano deformada por la hinchazón, el día de playa arruinado, con el consiguiente disgusto de mi madre que era la que me acompañaba.

El dolor me duró meses y el recuerdo de aquel día, se me quedó grabado en el disco duro de mi memoria, de todo se aprende, de lo bueno y de lo malo… cada vez que practico este tipo de pesca, extremo las precauciones y manipulo estos peces con sumo cuidado.

Seguro que allí dónde él esté cuidará porque ninguno de estos peces, nos vuelva a estropear el día.

 
El mundo de la pesca ha evolucionado a pasos agigantados, lo que nos ha podido hacer más efectivos y técnicos, pero nunca hay que olvidar “los inicios” porque en ellos, encontraremos la esencia de la pesca y practicaremos una pesca más romántica y menos resultadista.


El modelo Lucifer de Katashi

 

lunes, 24 de junio de 2013

¿Dónde están los peces?

Serviolita que volvió por dónde vino, sucumbió a un Mag Minnow

Con esta entrada no pretendo ser alarmista, ni negativo, si no simplemente reflejar una situación, que por la zona del litoral donde practico la pesca, se viene dando preocupantemente durante hace ya demasiado tiempo.
¿Dónde se meten los peces?, esta es la cuestión que me vengo haciendo hace ya un tiempo. Prácticamente cada año sucede lo mismo, hay un impasse en el que la actividad se ralentiza o desaparece y lo tenemos más que asumido, pero lo que está pasando este año empieza a ser preocupante. No hablo de que no haya doradas, que básicamente es lo que buscamos durante toda la temporada, con intervalos dedicados a otras especies como lubinas, verrugatos o herreras. Sencillamente es que los bolos se suceden con demasiada frecuencia, sin que a veces tengas opción de digerir el de la jornada anterior, que ya tienes que asimilar otro.
Como bien sabéis siempre plasmo en este blog, los resultados de mis jornadas de pesca, sean buenas o no tan buenas, generalmente a surfcasting o desde embarcación cuando el tiempo me lo permite.
En este tiempo sería del todo normal, encontrarse desde cualquier arenal las primeras buenas herreras, jureles, roncadores y especies que a estas alturas del año, están presentes en nuestros arenales. Además de las incombustibles doradas, que cuando los trasmallos, palangres y otros muchos obstáculos les permiten, entran a nuestras zonas de pesca.
Araña capturada a light-jigging

No he aflojado ni un ápice a pesar de estos resultados tan nefastos, desde hace un par de años y como si de un cuaderno de bitácora se tratase, llevo anotadas cada una de las jornadas de pesca, a surfcasting y desde embarcación.
Toda una serie de datos básicos, que intento tener en cuenta a la hora de planificar cada jornada de pesca, además de la información fiable que me facilitan compañeros que pescan por la misma zona de pesca que yo. El año pasado desde prácticamente el inicio de abril y hasta mediado junio, los resultados fueron más que discretos, alguna buena captura entre muchos días mediocres, pero en este intervalo de año vamos camino de batir todos los registros negativos. Sin duda espero que la situación de un cambio radical, porque con la llegada de los bañistas y el inicio de la campaña estival, el tema se complica a todos los niveles, desde costa como desde embarcación.

Como dice el refrán “No hay mal que por bien no venga”, así que aprovechando la situación empezaremos a salir algo más con la barca, que durante tiempo hemos tenido medio abandonada.

Loritos, raors, un manjar que hay que pescar
Ahora es tiempo de disfrutar de la pesca, de otra manera…




viernes, 7 de junio de 2013

Campeonato de España Liga de Clubes (Gandía)

Hace un par de fines de semana, participamos en el XXIII Campeonato de España Open Liga de Clubes, en la modalidad de surfcasting, que se celebró en la población valenciana de Gandía.

Equipo Kali Bon Pastor
Durante las últimas semanas, la preparación de este evento deportivo, nos tuvo muy ocupados a la totalidad de miembros del equipo, monopolizando todo nuestro tiempo y dedicación.
Con el fin de preparar la competición con plenas garantías, nos desplazamos a esta localidad unos días antes para realizar las pruebas pertinentes, en la playa en la que teóricamente se debía disputar el concurso, para ajustar los equipos y aparejos con los que creíamos, que obtendríamos mejores resultados y saber que especies eran las que más abundaban.

El primer día de prueba pudimos constatar, que las capturas serían escasas (palometas, doradellas y alguna herrera) y que además en el mar, había zonas en las que las algas estaban presentes, sin ser esto un grave inconveniente.

Conforme se iba acercando el día de inicio, todos los equipos clasificados que provenían de prácticamente todo el territorio nacional, acudían a su cita creando un ambiente sensacional. Era el momento de reencontrarse con compañeros (con los que por la distancia geográfica, es más difícil mantener contacto), además de conocer y compartir experiencias con otros pescadores.

Horas antes del inicio de la competición, una noticia nos dejaba estupefactos y hacía mella en nuestro ánimo. El comité organizador proponía el cambio de emplazamiento del campeonato, al parecer por la gran cantidad de algas que podían dificultar la pesca en la playa, sometiendo a votación de los capitanes de los diferentes equipos, el pasar a disputar la prueba de las playas de Gandía a las escolleras interior y exterior de este puerto, algo que finalmente acabó sucediendo. Sin duda un cambio radical, con el que el margen de maniobra era imposible.

Preparar una competición a surfcasting (con todos sus pros y contras),  nada tiene que ver con una prueba en una escollera, dónde los equipos, aparejos y el escenario en general son totalmente diferentes. Al iniciar los preparativos para competir en un arenal, por tu cabeza pasan todos los condicionantes posibles, fuerte oleaje, algas, escasez de capturas, etc. y así era como íbamos preparados.
El resultado final, una 13ª posición, podía o no haber variado a mejor o a peor, si la prueba se hubiese celebrado en el escenario marcado por la organización, pero fue para nosotros al igual que para otros tantos equipos un escollo difícil de superar.
Nos llevamos una experiencia a nivel deportivo, muy poco enriquecedora, pero a nivel personal una extraordinaria convivencia, que ha hecho que el grupo se una más.

Jonathan con una captura inesperada...

Destacar la excelente clasificación del equipo Bon Pastor Kali, que con su segunda plaza y por tanto subcampeones de España, consiguen una plaza para acudir al próximo mundial que se celebrará en nuestro país, concretamente en Peñíscola.

El primer puesto lo consiguió el equipo valenciano de Burriana C.P. El Pescador .

martes, 7 de mayo de 2013

"Especies invasoras"


Con la llegada del buen tiempo aparecen por nuestro litoral, toda una serie de especies que pueden dar al traste o no, con nuestros mejores deseos.
Básicamente estoy hablando de herreras, obladas, jureles, vidriadas u  otras especies de escaso porte, que se instalan durante un buen tiempo y que en según que zonas, nos condicionan a la hora de intentar pescar los ejemplares que realmente buscamos, doradas, lubinas y de manera esporádica algún verrugato.
No les quiero quitar valor, porque realmente en muchas ocasiones y ante la falta de actividad de los grandes ejemplares, pueden hacernos pasar una jornada de pesca de lo más divertida.

Detrás de estos peces que habitualmente son de costumbres gregarias, aparecen otras especies con hábitos alimenticios algo más voraces. Me refiero a las anjovas, que con prisa y además sin pausa, han hecho acto de presencia en las últimas semanas por innumerables zonas del litoral catalán y que evidentemente, no nos van a abandonar hasta que finalice el verano y entre el otoño.

Hay playas en que por su tipología o ubicación son un verdadero territorio anjovero. Las hay en que por su proximidad a puertos y escolleras, les facilita el encontrar su sustento. Otras por quedar protegidas al abrigo de temporales o en ensenadas y que por su riqueza, en especies de pequeño tamaño, se transforman en sus mejores apostaderos de caza. También las hay que son zonas de paso para ellas y que por lo tanto, no están exentas de su acción depredadora.

 
Lo que muchos ya habréis intuido en este alegato inicial, es que con semejante actividad, hay días en que resulta complicado o casi imposible, capturar un buen ejemplar de dorada. ¿Quién no ha sufrido alguna vez la acción de estos inoportunos visitantes?

Cuando deciden entrar en una playa hacen verdaderos estragos. No soy el más indicado para hacer un análisis, de la afectación que puede tener su presencia y la incidencia, sobre el resto de especies que habitan en una zona. Hay opiniones de todo tipo al respecto, muchos pescadores creen que alejan el pescado, otros que lo hace aproximarse a la orilla y los hay que literalmente creen que los hace desaparecer. Por mi experiencia, diría que hay días en que se puede dar cualquiera de estas opciones. En lo que si coincidimos, es que en cuanto aparecen, nuestras cañas “saltan como muelles” y las roturas y las caras de incredulidad se apoderan de todos los allí presentes, podremos optar por seguir intentándolo o recoger y volver a probar otro día.

Ante esta inevitable situación, no nos queda más remedio que resignarnos y cruzar los dedos, para que cuando nos topemos con un ejemplar de dorada, lubina u otra especie esta sea de buen tamaño. Quizá así, podamos salvarla e inmortalizarla en una foto sin ninguna dentellada, está visto y comprobado que con ejemplares que rondan el kilo, no tienen miramientos y atacan sin concesión.

Antes de esta entrada tan acelerada de depredadores, tuve la fortuna de toparme en dos jornadas con nuestras amigas de la frente dorada. El primero de los días y a pesar de un más que molesto viento de levante, clavé tres ejemplares en un intervalo de tiempo de 1 hora. Con el oleaje que había, opté por utilizar para las cametas como casi siempre, Hybrid de Yo-Zuri en 10lbs, lo que equivale a 31/32 mm de grosor. El anzuelo con el que sucumbieron, fue un Chinu de Mustad en un número 2, un anzuelo recio, acorde con el cebo que iba a utilizar que fue llubarré.
En la misma distancia a la que buscaba las doradas, se cruzó una lubinita que acabó de alegrarme la jornada, que sin duda fue excepcional.

 
Días después repetía escenario, pero no resultado. Con las cañas ya en acción de pesca una de ellas se destensó paulatinamente, sin llegar a dejar la línea en banda. Al iniciar la recogida y empezar a notar tensión, los inconfundibles cabezazos de una dorada delataban al contrincante. Esta vez el ejemplar era algo más grande, que los que había conseguido días atrás y sin duda la lucha fue algo más intensa. Llevó al límite el equipo que utilizaba ese día, la línea del 0.16 del modelo Tsunami Pro de Kalikunnan, con el que iba cargado el carrete. Esta vez la caña era el modelo Matsuo de Tica, con un puntero algo más duro de los que habitualmente suelo utilizar. El empatillado era el mismo que usé en la jornada precedente, Chinu del 2 e Hybrid de 10lbs y como cebo también llubarré.

Paulatinamente la racha se ha cortado, las capturas han escaseado o los tamaños no han sido dignos de mención. También debo decir, que he diversificado el tipo de pesca y las especies a las que he tentado, en siguientes entradas os las cuento…

miércoles, 24 de abril de 2013

Surfcasting de competición

Subcampeones de Catalunya Liga de Clubes
Después de varias de semanas de inactividad, por fin he encontrado tiempo para volverme a explayar y en cierta manera a relajar, para escribir de nuevo en el blog.
Dos han sido los principales motivos que han provocado esté parón: uno el mal tiempo que nos ha ido acompañando y el otro, la inminente temporada de competición, que no ha hecho más que empezar y que para este año, promete fuertes emociones.

Ya he comentado en otras entradas, que la pesca de “evasión” y la de competición, están en las antípodas la una de la otra. Nada tiene que ver cuando vamos por libre, en busca de grandes capturas haciendo largas esperas y los días, en los que por exigencias de la competición, lamentablemente te tienes que conformar, con capturar especies de escaso tamaño, incluso a veces en muy poca cantidad.
Una simple palometa te puede dar un alegrón...
También hay lazos que unen a estos dos tipos de modalidades, personalmente creo que el principal, debe ser la ilusión con la que se preparan todos los componentes, que utilizaremos cuando decidamos ir a pasar un buen número de horas delante del mar.

A día de hoy las aguas aún están frías y los peces, todavía no muestran toda la actividad con la que en breve seguro que nos deleitarán, aunque también hay excepciones.
Sirva como ejemplo de este enfriamiento que comento, que en playas catalogadas como besugeras (aligotes) en los meses más fríos, en estos días todavía se están haciendo buenas capturas de ejemplares de gran tamaño.

Como contrapartida, también están empezando a entrar de manera espaciada, los agresivos y divertidos jureles. Típica especie que comienza a hacer acto de presencia, cuando en primavera los días son más largos y la temperatura del agua, sube esos grados necesarios para que éstos se acerquen de manera decidida a la costa.
Un flotante de Kalikunnan era lo que supendía el cebo

Otra de las especies típicas de la primavera son las lisas (mújoles),  hay playas en las que estos combativos peces, te pueden alegrar una jornada de pesca especialmente durante el día, con espectaculares picadas, su considerable tamaño e insistencia. En otras (sobre todo en campeonatos) como suele suceder cuando las buscas no aparecen y sólo unos pocos dan con ellas.

 No hace ni una semana, que conseguimos el subcampeonato de Catalunya por equipos en la playa de Castelldefels, lo que nos ha dado plaza para participar en el próximo Campeonato de España de Clubes, que se celebrará en la playa de Gandía.
Desde aquí quiero agradecer a mis nuevos compañeros de equipo, el empeño, la ilusión y las enormes ganas con las que abordaron este duro campeonato, al que unido a ese punto de suerte, que siempre hay que tener, hicieron que tuviésemos tan buen resultado a pesar de la escasez general de capturas.

jueves, 21 de marzo de 2013

De pruebas....Shangrila Test de Kali Kunnan


 
Con el paso de los días, el oasis en el que nos habíamos instalado las primeras semanas del año ha ido desapareciendo, en parte como era de esperar. Me costaba creer que la racha a la que estábamos abonados, fuese tan fructífera y duradera lo que ha cambiado en las últimas salidas de pesca. De las doradas no hemos tenido ni rastro, así que no todo van a ser éxitos y de los fracasos también se aprende… y mucho.
Las condiciones meteorológicas tampoco han jugado a nuestro favor, el frío y riguroso invierno que estábamos viviendo por momentos, parecía que se había tomado un respiro. Los vientos cambiaron y pasaron de ser de componente Norte, (fríos y secos), para rolar a vientos del Este (húmedos), que hicieron que las condiciones del mar cambiasen sustancialmente. Lluvias y fuertes temporales han sido la tónica habitual de las últimas 3 ó 4 semanas, con ligeras treguas en las que el mar no tenía tiempo para recuperarse, puesto que ya estaba preparada la siguiente borrasca de turno, para  volver a remover con fuerza los fondos.

Por estas fechas y con estos temporales, el mar se lleva lo que es suyo y a nosotros nos deja en casa, con ganas de que se estabilice y nos de opción de volver a nuestros (ahora sí) maltrechos pesqueros. Este parón obligado y necesario revitaliza el fondo marino, lo que seguro en breve nos volverá a brindar de sus frutos.

Antes de la desaparición de las doradas y del cambio de tiempo, seguí tentándolas en varios escenarios.

En la playa que tan buenos resultados nos fue dando y que ya desgrané en anteriores entradas, tuve la oportunidad de volver a probar una de las nuevas cañas que Calicó ha sacado al mercado para este año 2013: la nueva Shangrila Test de Kalikunnan. A simple vista llama la atención su puntero, extremadamente fino y que no por ello le resta potencia. Un detalle que unido a su longitud 4,10 metros, no dejará indiferente a aquellos pescadores, que decidan adquirir este excelente modelo de caña. Un puntero que con picadas sutiles de especies de escaso porte, es un chivato infalible ya que al producirse la picada, se puede apreciar como la cima en lugar de destensar, lo que hace es curvarse más, quedando en esta posición con la pieza clavada. Es sin duda una novedad a lo que hasta ahora estábamos acostumbrados, ideal para la pesca de competición, pero también muy cómoda para cuando peleamos con una buena pieza.

Esa noche el resultado de la jornada fueron tres capturas, todas ellas sucumbieron al llubarré que llevaba escondido un anzuelo chinu de Mustad del nº 1. Como el mar estaba algo agitado, utilicé para el empatillado Hibryd de Yo-Zuri de 12lbs, lo que equivale a un 0.33 de diámetro.

 
La acción se concentró en prácticamente una hora y ya de noche, la primera picada se produjo en la caña que estaba situada en el lado derecho, en un Shangrila-Pro. Después de trabajar la captura, ponía en seco una de las dos doradas de la noche (ambas estaban entre el 1.250kg y el 1.7kg).

Instantes después estrenaba la Test, debo reconocer que no vi la picada, pero la posición del puntero era mucho más marcada de su estado inicial, lo que me anunciaba que algo se había comido el cebo. Tras recoger varias vueltas del carrete, pude comprobar que venía una pieza, pero tenía todos los números para no ser una dorada. Finalmente vi que se trataba de una bonita mabra, de esas que cuando las buscas, no aparecen…

Tras reponer el cebo y volver a poner la caña en acción de pesca, no pasaron ni cinco minutos que ya había otra vez picada. La escena fue curiosa, estaba algo absorto observando el puntero y viendo la distribución de las anillas, comparándola con la caña que tenía al lado, cuando de repente zas, el puntero se empezó a curvar y ya no se movió. No hace falta que os diga, que me faltó tiempo para sacar la caña de la pica y salir de dudas. Tras una bonita lucha, salió la segunda dorada de la noche y como era una hora más que razonable, decidí dar por concluida la prueba y volver a casa para cenar.

jueves, 14 de febrero de 2013

Doradón XXL, la guinda del pastel...




Tal y como ya avancé en la entrada anterior, (http://xpescamar.blogspot.com.es/2013/02/las-doradas-mas-especiales.html), LA JORNADA del domingo nos brindó una última sorpresa. Además de por  la excepcional cantidad de piezas y el tamaño de la mayoría de ellas, una de estas sobresalía con diferencia por encima de todas las demás.
Tras la captura inicial decidimos inmortalizar la primera de las doradas, justo al lado de una de las Shangrila que teníamos en acción de pesca. Mientras mi padre “posaba” para la foto, ya me había parecido que el puntero de la caña hacía algo extraño, pero no le prestamos más atención. En el momento en que él me hacía un par de fotos, vi por el rabillo del ojo que la caña que tenía a mi lado se movía. Acto seguido, corrí a dejar la dorada que tenía en las manos dentro de la nevera, para sin perder más tiempo ir a tantear si había algo clavado. En este impase y conforme me iba acercando a la caña, pude comprobar que la línea estaba totalmente destensada.
Tras las primeras vueltas de manivela y cuando ya la línea recuperó la tensión, tuve una parada impresionante. Sin opción de recoger ni un centímetro, lo único que podía hacer era sentir como el pez que había al otro extremo, sin dar carreras, daba unos inconfundibles cabezazos. Quise cederle la caña a mi padre, pero insistió en que la trabajase yo, puesto que él hacía menos de 5 minutos que ya había sacado una. 

Estos peces una vez prendidos del anzuelo, transmiten una sensación especial, difícil de olvidar. Creo que todos los pescadores, en el momento en que sabemos que viene una captura,  intentamos  ponerle “cara” o más bien peso. Con una dorada a mi me resulta difícil, las hay que vienen bravas desde el principio y cuando ya las tienes en seco y observas su tamaño dices, parecía que iba a ser más grande. Al contrario también sucede, las hay que vienen relativamente mansas y cuando las ves en la última ola, piensas que no se corresponde con su envergadura.



Esta desde un principio, me dejó bien claro como era, no me dio tregua en ningún instante, alternaba sus habituales cabezazos con desplazamientos laterales aprovechando el oleaje, llevando al límite el equipo con el que estaba cansándola. El diámetro de la línea del carrete era del 0.15, del modelo Sunto de Kalikunnan, la cameta de casi dos metros era Hybrid de Yo-Zuri de un grosor del 0,30 y el anzuelo, un Chinu de Mustad modelo 10001 NP del número 1, oculto en un buen trozo de llubarré.
Reconozco que me puso el corazón en un puño, sobretodo cuando vi su enorme cola chapotear por encima de una ola. En ese momento pensé fugazmente, en la que había pescado hacía escasamente un mes, pero debía centrarme en sacarla del agua, antes de hacer comparaciones.
Con la ayuda de un par de olas conseguí ganar la batalla, tuve que agarrarla bien fuerte ya que el estado de la mar, me podía jugar una mala pasada. Una vez en lugar seguro, la explosión de júbilo de los dos fue increíble.
Soy consciente de que me va a resultar complicado superar semejante record, 67 centímetros y  4 kilos de peso, son un tamaño excepcional para las doradas que corren por aquí, pero mientras estás en el pesquero, nunca sabes lo que se puede enganchar de tú anzuelo.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Las doradas más especiales


Escribir esta entrada me hace gran ilusión, más que por el contenido de fotos y capturas en si mismo, por haber visto feliz (además de pescando) a una persona  muy especial para mi, mi padre.
La distancia hace que no dispongamos del tiempo necesario, para poder planificar más salidas de pesca y generalmente, las que hacemos juntos son por motivo de los concursos de pesca de nuestra sociedad, por lo tanto nada que ver como cuando vas por libre.
La apuesta era arriesgada, porque en esto de la pesca nunca puedes dar nada por seguro. Como llevaba ya días tocando algunas doradas y las veía activas, les propuse que se viniesen a Tarragona a pasar el fin de semana. La idea que me propuso mi compañera, era hacer un intensivo, mi padre y yo de pesca y Rosa y mi madre de visita cultural por la ciudad (todo un detallazo), un reto complicado pero no imposible y con un objetivo claro, pescar doradas.

El primer día de pesca la playa elegida fue La Pineda, que estaba bastante concurrida por otros compañeros. El estado de la mar y el viento la hacían el mejor spot, esta decisión fue el primer acierto. La actividad se inició en el momento en que empezaba a oscurecer, una de las cañas que compartía con mi padre, se destensaba paulatinamente delatando una clara picada. Así que le “tocaba trabajar”, ya que al otro lado de la línea, todo apuntaba a que la primera dorada era lo que arqueaba el puntero de la Shangrila. Con mucha paciencia porque en los últimos 40 metros, había escasamente 30 centímetros de agua, el protagonista sacaba la primera dorada de la noche. Una buena captura que pasaba de los 2kg, que se había tragado un Chinu de Mustad del nº 1, con un buen trozo de llubarré.
La primera captura del sábado fue la mayor
Con esta captura ponía fin a una injusta y larga sequía con esta especie, por Blanes la zona por la que habitualmente pesca, no están todavía muy activas y quizás, son algo más difíciles de encontrar.
Esta primera captura daba el pistoletazo de salida a un jornada, que creíamos iba a ser excepcional, sin duda lo fue, pero luego llegó la jornada del domingo…


Carmelo que no dudó en venirse los dos primeros días, también estaba ajetreado y empezaba a tener picadas que se materializaban en capturas de dorada. Durante prácticamente un par de horas no nos dieron tregua, la actividad era frenética. Con la intención de ser algo más selectivos, cambiamos cebos, pasando a la tita de palangre, incluso al cangrejo y variamos las distancias del lance. En vistas de que la cosa no cambiaba y ya teníamos el objetivo inicial cumplido, dimos por concluido el primer asalto.


 
El planning para el día siguiente también incluía pesca, cualquiera hubiese repetido playa con el éxito de la jornada anterior. Pero decidimos cambiar de aires e ir a otra playa, en vista de que en La Pineda era más que probable que estaría masificada y también, por no “quemar” esa playa.
El sábado volvimos a tocar de pies en el suelo, muchas horas de pesca y escasas y pequeñas capturas, pero una experiencia más para los tres y una jornada de la que también extrajimos conclusiones.
El fin de semana llegaba a su fin, pero nos reservaba la guinda del pastel. Por tercera vez cambiamos de playa, un excelente pesquero que visito de tanto en cuanto y que a veces da la campanada. El domingo por la tarde si tocábamos alguna ya sería increíble y no solo las encontramos, si no que los tamaños fueron más que buenos. Tal y como sucedía el primer día, con la entrada de la noche hubo la primera picada. Estaba claro quien se haría cargo de trabajar la posible captura, yo miraba primero el puntero y luego observaba su cara, su expresión lo decía todo… ya sabía lo que venía al otro lado de la línea, una cabezona.
El resumen de la jornada fueron 6 capturas, 2 sardos y el resto doradas, todas ellas cogidas con llubarré, una de las cuales me tocó sacar a mí y que pronto saldrá en otro post.




Me llena de ilusión decir, que puede que hayan sido las capturas más especiales, por quien las ha conseguido. Hoy el protagonista de esta entrada te mereces ser tú.