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martes, 19 de noviembre de 2013

Curricán costero, una alternativa otoñal

 

Ante todo puntualizar, que el resultado de esta jornada, es del todo inusual y con este pequeño apunte, paso a contaros lo que nos sucedió.
De buena mañana mi mujer y yo, decidimos salir con la barca a ver si haciendo algo de curricán, encontrábamos actividad en superficie. Desde nuestro puerto base nos dirigimos hacia el Norte, en dirección a Lloret y buscando un fondo de entorno a los 35/45 metros. Una zona en la que por estas fechas, los bonitos hacen acto de presencia y si das con ellos, te pueden dar una mañana de lo más entretenida.
Los señuelos que utilicé al inicio de la jornada, eran unas plumas de Yo-Zuri, en concreto las cabeza cristal en su tamaño más reducido. En una caña puse un montaje en “metralleta”, al final del cual iba una cucharilla para resaltar, las otras dos cañas con una única pluma en cada una de ellas.


Después de varias horas sin tener ningún tipo de ataque, ni ver actividad en superficie, al final de la playa de Lloret sobre una sonda de casi 20 metros, una de las cañas marcaba picada. La pelea fue corta, un par de carreras y embarcamos una pequeña melva, que se había tragado completamente la muestra, un par de fotos y la devolvimos otra vez a su medio natural.

En vistas de tan poco éxito y de que no parecía que los bonitos estuviesen activos, hicimos un cambio de rumbo radical y nos dirigimos a una zona más alejada de la costa y más cercana a nuestro puerto. Conforme íbamos acercándonos a otro hot spot, mi compañera que era quien gobernaba la barca en ese momento, me avisó de que había una pajarera a no mucha distancia. Dos embarcaciones estaban ya por la zona, por lo que con cuidado de no molestarnos, empezó la segunda parte de una jornada que se nos quedará grabada en el recuerdo.

Esta modalidad de pesca es muy divertida, como todas cuando hay actividad, pero no olvidemos que hasta encontrar un día así, hemos empleado muchas horas y hemos remojado muchos señuelos, sin que ni un solo pescado diese señales de vida.

Justo antes de llegar a dónde estaba una de las pajareras, la primera de las cañas se curvaba y el carrete empezaba a soltar hilo. Cambio de roles y mi mujer era quien trabajaba la captura, mientras yo dirigía la barca, otra de las cañas hacía lo mismo que la anterior, el frenesí se iniciaba.

Una tras otra las picadas se sucedían, melvas y pequeñas bacoretas eran los peces que depredaban, mientras que los peces pasto eran esta vez sardinitas. La diferencia entre pelear con una bacoreta y una melva es sustancial, como luchan las primeras. No obstante todos los miembros de esta familia con un cuerpo compacto e hidrodinámico, son verdaderos torpedos difíciles de dominar.

Paulatinamente y con cada pasada que íbamos haciendo las tres embarcaciones, las pajareras iban menguando y cada vez se dispersaban más, es lo que tiene este tipo de pesca cuando hay estas concentraciones de aves y de peces.

Para esta modalidad de pesca suelo utilizar dos tipos de cañas, las típicas de curricán algo más toscas y recias y unas cañas de spinning tropical que para mí son muy polivalentes. Hablo en concreto de las Tica Shore the Jig, que me permiten disfrutar aún más de la lucha con el pescado.

Con estas cañas uso unos carretes Tica en un tamaño 6000, cargados con un multifilamento al que en la parte final, añado unos 30 metros de fluorocarbono de un grosor del 0,45.

No desistiremos de buscar a los bonitos, aunque por estas fechas se muestra más propicia la pesca de otras especies.

Captura y suelta

domingo, 27 de noviembre de 2011

Bonitos, esquivos amigos

Habitualmente con el final del verano, se empieza a notar un ligero repunte en la actividad de especies como melvas, bacoretas, llampugas y como no bonitos. Este año parece que los ciclos se han atrasado un poco, debido posiblemente a la elevada temperatura del agua, que hasta bien entrado el mes de octubre rondaba los 23 grados. Otro aspecto que también ha podido influir ha sido la escasez de lluvias, que sin duda ha limitado el aporte de nutrientes al mar a través de ríos y rieras, por lo que los peces pasto tienden a buscar otros emplazamientos para alimentarse, lo que origina que sus depredadores sigan su camino.
Al final nuestros insaciables torpedos acudieron a su cita, en las jornadas que les dedicamos básicamente a curricán, nuestras amigas y delatoras gaviotas, formaban pajareras espectaculares en innumerables lugares. Sólo había que actuar de manera adecuada para maniobrar la embarcación y darle tiempo a las muestras para que pasasen por el lugar preciso.  Con un mar rizado en superfície por la acción del viento, las condiciones eran las ideales para engañar a unos y a otros.

Todo y que dar con los bonitos no siempre es una labor fácil, ya que estos acostumbran a ir acompañados de otro tipo de depredadores, conseguimos levantar unos cuantos que todo y no ser de grandes dimensiones, rondarían los 3kg., nos brindaron unos excepcionales momentos de lucha, ya que como bien sabeis son duros de pelar y hasta que no los tienes dentro de la sacadera, no puedes dar por finalizada la batalla.


En los días de mayor actividad llegamos a capturar más de 20 piezas, entre bonitos, melvas, bacoretas y estorninos, de las que solo unos pocas nos alegraron la mesa.
Alguna gaviota también quiso probar las plumas con las que pescábamos, soltándose afortunadamente sin necesidad de que tuviésemos que intervenir.

domingo, 24 de octubre de 2010

Buenos momentos... a veces.









Precisamente eso, es lo que nos deparó la segunda quincena de septiembre. El tiempo no nos acompañó y no fue todo lo plácido que hubiésemos deseado, pero en términos generales la pesca estuvo bien. Hubo días en los que de lo único que pudimos disfrutar fue del paisaje y de la mar ya que capturas, la verdad es que no tuvimos o fueron escasas. Días de mucha abundancia y otros de ausencia total de actividad, tanto por arriba como por abajo. Momentos en los que la sonda se volvía loca y las gaviotas también. Y otros en los que el que se volvía loco era el que llevaba la barca, por no otear nada en el horizonte. Aunque ya sabemos, que ante tan poca actividad cuando menos te lo esperas, zas, picada, no siempre, pero a veces sucede.
Los bonitos, bacoretas, melvas, serviolas y alguna llampugita, nos arreglaron más de una salida. Salvo por el tamaño de alguno de estos (bonito, melva), lo demás eran piezas de poco porte, que una vez en cubierta, nos "invitaban" a ver que era lo último que habían comido, facilitándonos en parte la elección de los señuelos. Aunque con sus tamaños... bueno, había que seguir buscando congéneres mayores.
Al final del mes, también tuvimos oportunidad de coger algún tallham (anjova). Aunque con tamaños modestos, suplen esta carencia, con la espectacularidad de sus saltos, para liberarse de lo que les mantiene "atados".
También empezamos (bueno más bien continuamos) buscando a los palometones y.... esto lo dejaremos para la próxima, que todavía hay tela que cortar.