jueves, 20 de diciembre de 2012

Doradas, el final de la temporada...


El final de esta temporada, está siendo duro en cuanto a capturas se refiere. El frío no acaba de entrar de manera decidida y no está haciendo, que las condiciones sean las más propicias, para tentar a las lubinas, pageles y doradas. A pesar de la época del año en que nos encontramos, nuestras amigas de la frente dorada continúan saliendo, en menor cantidad, pero alguna que otra tarde acaban alegrándote la jornada.
Después de un final de temporada excepcional, ahora tocaba un poco de desconexión pesquera y hacer balance para cerrar el ciclo.
El año que viene con la misma ilusión y con muchas ganas, intentaré ir alimentando este rinconcito en el que este año, palometones, bonitos, melvas y alguna que otra especie no han tenido cabida o no la que me hubiese gustado que tuvieran. Ya se sabe que en esto de la pesca, a veces no se cumplen los planes, bien porque los peces no han estado receptivos o bien porque no les hemos dedicado el tiempo necesario.

Sin duda este 2012, la protagonista de muchos posts ha sido la dorada, ¿que tendrá este pez que nos tiene tan enganchados a los surfcasters?.

Carmelo y su dorada, una imagen vale más que mil palabras


En este post os dejo unas cuantas fotos que tenía algo atrasadas, pero ojo, que nadie se vaya a pensar que no hemos hecho bolos. Muchos han sido los días, en los que no hemos tocado nada en varias jornadas seguidas, o han sido capturas de escaso tamaño. Esto no nos ha amilanado y hemos seguido curtiéndonos, el éxito de un día supone mucho esfuerzo y dedicación.

En este nuevo año que ya se abre paso, espero seguir teniendo vuestra compañía, la mía aquí la tendréis.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Desconexión y al selectivo de Torremolinos




Últimamente me ha costado encontrar tiempo, para ir actualizando el blog. El principal motivo ha sido la competición, que sin ningún tipo de dudas, me ha hecho invertir una gran cantidad de días y horas en preparar bajos, anzuelos, etc y no me ha permitido salir de pesca “por libre”, con la asiduidad con la que hubiese querido.
El resultado conseguido en el Campeonato de España, me daba la opción de poder participar en el selectivo nacional, dentro del  grupo B. Los dos primeros clasificados de los seis participantes del B, obtendrían el paso al grupo A, que son los que el próximo año se disputarán las plazas para ir al mundial.
Torremolinos era el lugar, donde se ubicaba el escenario de pesca. Nos recibió con unas condiciones difíciles, ya que la lluvia, el fuerte oleaje y un preocupante color chocolate del agua, nos hacía pensar que si ya de por sí, obtener plaza era muy complicado, con estos otros ingredientes aún iba a ser más peliagudo luchar por ello.
La racha después del campeonato de Huelva continúa y en Torremolinos, conseguí un segundo puesto, que me dará opción una vez más a volver a soñar. Estar ahí sigue siendo un sueño, aunque se haya hecho realidad, que ha acarreado un gran esfuerzo a todos los niveles, incluyendo una dosis extra  de fortuna. Pero este tipo de oportunidades, pueden no volverse a repetir y hay que disfrutarlas y aprovecharlas, cosa que hasta ahora ha sucedido.
En Torremolinos tuve la oportunidad de conocer a Juanma http://rincondemipesca.blogspot.com.es
que desde el momento en que supo que vendría por su tierra, no dudó en buscar un rato para encontrarnos y charlar, menor  del que nos hubiese gustado. Este fue uno de los mejores momentos por tierras malagueñas.
Antes de desplazarme a la provincia de Málaga, decidí “desconectar” de tanto montaje y volví a la playa, que tan buenos resultados me había dado en jornadas anteriores.
El mar, más calmado que la última vez, estaba más para las herreras que para las doradas, aunque nunca se sabe lo que al final te acabará entrando, sobre todo teniendo en cuenta que en esa playa hay doradas.
La primera picada no se hizo esperar, en la única caña que llevaba con lombriz catalana, una tenue picada parecía indicar algo. Mientras hablaba por teléfono con un amigo (que casualidad), una violenta arqueada del puntero híbrido de la Daytona (Kali-Kunnan) indicaba que algo se había tragado mi Abumi del nº 4 de Mustad. Tras una bonita lucha, saqué una preciosa dorada que me alegró la noche. El anzuelo lo llevaba alojado por la parte exterior del labio, así que lejos de sus potentes mandíbulas, no había riesgo que lo machacase o que cortase la cameta, de ahí su resistencia en salir del agua.

En esta playa es bastante común que entren bancos de herreras, por lo que cuando esto sucede, resulta más difícil que coman las doradas debido a la voracidad de las primeras. Pasado un rato después de la captura, saqué un par o tres de herreras de buen tamaño, lo que me hizo pensar que serían estas las que ocuparían el resto de la jornada. Pero nada más lejos de la realidad, en una de las cañas cebadas con llobarrero una buena carga, me ponía otra vez en pie de guerra. Tras ir acercándola a la orilla, llegó un punto en que ya no podía recoger más línea. Seguía notando los cabezazos típicos de la dorada, pero se había quedado enganchada en alguna línea rota y me fue imposible poderla recuperar. No hubo manera de salvarla y después de varios intentos, acabé rompiendo.

La noche acabó con una destensada espectacular en otra de mis cañas, el canuto de tita que escondía el anzuelo, apareció casi dos palmos pon encima de este. ¿Qué sería?. Pues es más que probable que otra dorada, pero eso nunca lo sabré. Pasado un rato di por concluida la jornada, confiando en que un buen temporal, remueva el fondo de esta playa y la libere de enganches.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Doradas a surfcasting, no hay dos sin tres.

La primera de las tres, que fueron muy similares...
Desde este fin de semana pasado y con motivo del cambio horario, las tardes se han acortado considerablemente. Llegar al lugar de pesca antes de que anochezca, y poder aprovechar ese rato mágico entre el “cambio de luces”, se hace complicado, salvo que planifiquemos la salida de pesca  el día de fiesta en el trabajo. Días antes de que esto sucediese, organizamos una jornada en busca de nuestras amigas de la frente dorada.
El mar presentaba unas condiciones inmejorables, quizá con algo más de oleaje del que creía que me iba a encontrar en un principio, pero sin duda con un aspecto ideal. Ese día pude empezar a pescar antes de que oscureciese, por lo que comprobé en el primer lance, que todavía había restos de algas (posidonia) del fuerte oleaje que había habido en días precedentes y que se habían arrancado de un alguero cercano.

Con las cañas ya en acción de pesca, no habían pasado ni quince minutos cuando en una de ellas, una sutil picada delataba que al otro lado de la línea, alguien se había interesado por un buen trozo de llobarré. Mientras me aproximaba para coger la caña, el puntero de esta se empezó a arquear violentamente, lo que me obligó a esperar unos instantes, antes de sacarla del cañero y empezar a trabajar la pieza.
Después de unos minutos de tira y afloja, ponía en seco la primera dorada, un buen ejemplar con el que iniciaba la jornada de una manera sensacional.

Siempre que puedo, utilizo cebos blandos si la morralla no está activa. Gusanos como la lombriz catalana, el llobarré o incluso la funda, me han dado excelentes capturas, siempre que las condiciones han sido las propicias.

Al cabo de un buen rato y después de un período, en el que la única actividad que hubo fue la captura de un par de mabras (herreras), otra bonita picada me aceleraba el pulso durante un rato. El resultado, otra buena dorada muy similar a la primera, que esta vez había sucumbido a un canuto de tita, en el que había escondido un anzuelo modelo Chinu del nº 4, de la marca Mustad.


Un buen canuto de tita, alternativa al cebo blando
 
Una vez cebada y vuelta a lanzar, al poco de estar en el agua, la otra caña volvía a delatar picada. Con la típica destensada de línea, lo primero que pensé fue que sería otra mabra, similar a las que había cogido anteriormente. Nada más lejos de la realidad, cuanto tuve la caña en la mano noté que no era una herrera, los inconfundibles cabezazos la delataban, era otra dorada.

Con esta última captura, decidí dar por concluida la jornada a una hora prudencial, con un botín que no siempre se suele conseguir. En este tipo de pesca, son más los días en los que vuelves a casa de vacío o casi, que días con resultados como este.

lunes, 8 de octubre de 2012

Campeonato de España de Surfcasting- El Rompido (Huelva)

El dia 22 de Septiembre se cumplió uno de mis sueños: participar en un campeonato de España de surfcasting.
Como en muchos aspectos de la vida, cada uno se marca metas que intenta alcanzar. En mi caso esta era una de ellas, difícil, muy difícil.
  
Como pescador, siempre sueñas con capturar aquella pieza espectacular, que además de una buena lucha, te brinde una foto inolvidable para el recuerdo. Si además eres pescador de competición, también tienes que marcarte unos objetivos que sean asumibles y siempre tocando de pies en el suelo, siendo conocedor de tus limitaciones y también de tus posibilidades.
En Catalunya al igual que sucede en otras Comunidades, existen toda una serie de competiciones intermedias por las que pasar, antes de ganarte el billete a tan codiciado premio. En la primera de las fases y con una alta dosis de guasa, mi compañero Carmelo y yo nos decíamos: "ojalá nos fuese todo rodado y pudiésemos ir los dos al campeonato de España". Quien nos iba a decir que al final, los dos acabaríamos obteniendo una plaza, no sin antes haber empleado mucho esfuerzo, empeño e ilusión.
 
 
Con el billete ganado, ahora nos tocaba disfrutar del momento y del lugar, la Flecha del Rompido, un enclave idílico ubicado en la provincia de Huelva, en el que intentaríamos dar lo mejor como pescadores disfrutando y sobretodo aprendiendo de la experiencia junto al resto de compañeros.
Un lugar en el que las condiciones del mar, (algas y mareas) nos harían adaptarnos y buscar la mejor manera de sacar partido a nuestros puestos de pesca. El tema de las algas ya lo habíamos vivido en varias ocasiones (en el escenario de pesca de varios autonómicos), pero el de las mareas en mi caso, era la primera vez que lo sufría. ¡Siempre hay una primera!.
 
 
Al final nos llevamos un sabor de boca inmejorable, con un resultado por equipos fenomenal y un resultado individual impensable.
Desde este post quisiera agradecer a todos aquellos que me habéis ayudado a conseguir este premio, a los más cercanos y a los que están más lejos. Gracias otra vez.
 

domingo, 16 de septiembre de 2012

Calamares desde embarcación 2ª parte



Calamares invernales



En esta segunda entrada, detallaré aquellos otros aspectos clave, que para mi son imprescindibles para poder abordar con garantías, una jornada de este tipo.
Tal y como sucede en casi todas las modalidades de pesca, cada pescador personaliza su técnica. Cuando digo técnica, englobo también el uso de los diferentes materiales y la acción que se les da, en función de los resultados que ha obtenido.
¿Que materiales nos van a hacer falta? Personalmente utilizo dos equipos, uno constaría de caña y carrete y el otro, de un plegador donde enrollar el aparejo. Para pescar de manera más cómoda, es evidente que lo haremos mejor con una caña. Evitaremos posibles líos, con el nilón que dejamos echado por el suelo y tendremos más espacio en la embarcación, para que pueda pescar más gente. 

  
Yo, por una cuestión sentimental y porqué no decirlo también, porque es como aprendí, sigo utilizando  el plegador. Relleno con una línea madre de un grosor de 0.50mm (que podría ser mayor), de esta manera reduzco enredos, por mediación de un giratorio reforzado, uno un terminal de unos 5 metros de fluorocarbono de un grosor del 0.23/0.25mm, al final del cual irá la jibionera. 25 o 30 centímetros por encima de esta, monto un par de topes de silicona, entre los que coloco un quita vueltas con imperdible, en el que pondré un jibidevón. Un montaje sencillo y discreto, que también nos servirá para utilizarlo con la segunda equipación.
En cuanto a la caña y el carrete, irá en función de las veces en que la pongamos en práctica. Si somos devotos de esta técnica y es una de a las que más tiempo dedicamos, podremos hacernos con un equipo específico de Tataki, en el que el tope lo pondremos nosotros y nuestra economía.

Plegador, "método tradicional"


Como no es mi caso, utilizo una caña de acción ligera y puntero sensible, de tipo light-jigging (que también utilizo para los calamares), con un carrete de tamaño 3000, cargado de trenzado de 0.06/0.08mm al que de igual manera que al plegador, uniremos el terminal. En este caso, reduzco el tamaño del giratorio para evitar dañar las anillas y facilitar su entrada en la bobina. Si el carrete que utilizamos tiene un ratio alto, tendremos en cuenta la velocidad de recogida, que en esta modalidad tiene que ser más bien lenta, para no desgarrarles la piel una vez cobramos la pieza.

Equipo ligero, más surtido Yo-Zuri
El aparejo lo debemos dejar bajar hasta el fondo, levantándolo unos centímetros para notar su peso. El movimiento que debemos imprimir al montaje es lento, con tirones acompasados que levanten la jibionera del fondo y a la vez que le den vida al jibidevón.  La picada del calamar es muy sutil, no esperemos grandes tirones aunque a veces los hay, (pero no de ellos). En el puntero de la caña o entre nuestro índice y pulgar (si lo hacemos con la línea en la mano), notaremos el peso del conjunto a través de la línea, cuando tengamos la picada sentiremos como esa carga desaparece y que el aparejo queda “en suspensión”. Es el momento de clavar y empezar a cobrar, sin perder nunca la tensión de la línea, bajando la mano o el puntero.
No hay que tener prisa al cobrarlos, suelen utilizar su sifón para intentar huir, por lo que deberemos tener mucho tacto y paciencia. También lo usan para darle color con su viscosa tinta, a todo lo que encuentran a su alrededor, ropa, equipos, etc.
El salabre no puede faltar, sobre todo para ejemplares de buen tamaño y con aquellos, que se han enganchado por sus patas más largas, que son con las que atrapan sus presas.
Con tanta acumulación de especies, calamares, jureles, bogas, también suelen entrar en acción las anjovas, que no dudan en arrebatarnos nuestro botín cuando han sucumbido a nuestro engaño. Una vez aparecen y si son constantes los “robos” o cortes de línea, lo más inteligente será cambiar de sitio o dar por concluida la jornada.
Con esta entrada, está completada la modalidad de pesca del calamar desde embarcación, ahora solo hace falta salir a por ellos.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Lubinas estivales


Con las playas todavía repletas de bañistas, no nos queda más remedio que amoldarnos a unos horarios de pesca y en mi caso, más cortos. Tener las cañas en acción de pesca antes de las 21 horas, es complicado y tampoco es cuestión que teniendo que madrugar  al día siguiente, alargar demasiado la jornada.
Las últimas salidas a surfcasting han ido encaminadas, a encontrarnos con las doradas. Dar con ellas y hacer varias capturas en una misma jornada, este año lo podríamos calificar como una hazaña. Mi compañero Carmelo y yo volvimos a una de las playas, que en años anteriores por estas fechas ya nos había dado buenos ejemplares.
Iniciamos la jornada pasadas las 21 horas cuando ya no había veraneantes, unas cañas lanzadas a larga distancia y otras, en lances por debajo de los 100 metros. El motivo de poner alguna caña en una zona más cercana a la orilla, no era para probar. Días atrás, un pescador había cogido varios ejemplares aproximadamente a esta distancia, por lo que nos preguntamos, ¿porqué no probar?.
Después de un buen rato sin ningún tipo de actividad, ni cerca ni lejos, mi compañero tuvo una buena picada. Era la caña que estaba cerca y que iba cebada con un trozo de llobarrero. Pasados unos instantes y después de un par de carreras, lo que en principio apuntaba a que iba a ser una doradella (la luz del frontal nos hizo despejar las dudas), apareció una lubina que pasaba del kilo. Sin duda fue una captura inesperada ya que el estado del mar, que se había ido aplanando conforme el viento amainaba y la escasez de oleaje, nada nos hacía pensar que las lubinas iban a estar por allí.
 
En vista de esta sorpresa y del poco éxito que estábamos teniendo con el cebo duro (tita de palangre), decidimos variar la estrategia y buscar a su pareja. A los pocos minutos era una de mis cañas la que delataba una picada. Por el cabeceo nervioso del puntero y por la anterior captura, nos confirmaba que iba a ser otra lubina. La escasa lucha que presentan estos animales, contrasta con la de otras especies, pero te llena de satisfacción el hacerte con tan esquiva especie.
Días después volvimos al mismo escenario ya que el mar estaba agitado, con oleaje fuerte, lo que nos abría un abanico de posibilidades y la opción de encontrarnos con otras especies (lubinas, doradas, verrugatos). Pero nuestro empeño resultó infructuoso y nos fuimos tal como vinimos, así es la pesca…

viernes, 31 de agosto de 2012

Calamares desde embarcación 1ª parte


Jibionera y "pajarito" de Yo-Zuri

Este post y dada la extensión que podría abarcar, lo voy a fraccionar en dos entradas. En esta primera, intentaré exponer algunos aspectos, que para mí resultan clave a la hora de planificar este tipo de pesca, dejando para una segunda entrada el tipo de materiales y montajes a usar.

El calamar es una especie que podemos pescar durante todo el año, desde costa o desde embarcación. Abundante en nuestras aguas, es en los meses estivales cuando los encontramos en mayor cantidad, aunque en tamaños más pequeños. No obstante, vale la pena aprovechar  esta época para aprovisionarnos de un manjar exquisito en la mesa, sin perder de vista lo efectivo que resulta, empleándolo como cebo (vivo o muerto) en busca de los codiciados espáridos, como la dorada y el dentón.

Un cebo ideal para los espáridos
 
Cuando el calor aprieta y la temperatura del agua aumenta, tradicionalmente se da el pistoletazo de salida de la campaña del calamar. En la Costa Brava y en la Zona del Maresme, los mejores meses para pescarlos desde embarcación, suelen ser julio, agosto y septiembre. Este período varía, en función de cómo sean las condiciones climáticas, pudiéndose adelantar o atrasar.

Sin duda estamos hablando de una técnica de pesca “finesse”, para capturar a un DEPREDADOR en toda regla, que nos va a exigir poner los cinco sentidos, si queremos ver cumplido nuestro objetivo.

Dos de los mejores momentos para pescarlos, son el atardecer y el amanecer, aunque indudablemente cuando ellos se muestran más activos es durante la noche. En las zonas que anteriormente he mencionado, existe “cierta permisividad” en el uso de luz artificial, como reclamo de sus presas y por ende, para agruparlos alrededor de nuestra embarcación. Una vez hemos conseguido este fin, la diversión está asegurada.

Al ser un tipo de pesca muy tradicional y con gran arraigo en muchas zonas, en todos los puertos encontramos excelentes pescadores en esta modalidad. Suelen ser personas con una cierta edad y mucha experiencia, eso no quiere decir que los más jóvenes no lo sean. Si tenemos la suerte de conocer a alguno de ellos, fácilmente nos dirá alguna buena zona dónde encontrarlos. Si no, podremos intuir estos sitios viéndolos a ellos fondeados, ya que generalmente apuestan a caballo ganador. No suelen probar en sitios que no les sean conocidos y que no les hayan dado resultados anteriormente. Manteniendo una buena distancia entre embarcaciones, no tendremos ningún tipo de problema, siendo siempre respetuosos con los que han fondeado primero, el mar es muy grande…

En estas fechas las zonas donde encontraremos calamares, son fondos arenosos y fondos mixtos con posidonia. Con profundidades que pueden oscilar entre los 20 y los 35 metros si pescamos desde embarcación.
En un próximo post entraremos más al detalle de materiales, bajos, jibiones y demás.


Los calamares invernales tienen mayor tamaño, generalmente

lunes, 20 de agosto de 2012

43º Trofeo Blanda (Surfcasting)


Desde hace más de 40 años, que se dice pronto, nuestra sociedad de pesca (Asociació de Pesca Esportiva Ntra. Senyora del Vilar) organiza por estas fechas, el tradicional concurso de pesca Blanda.
En un marco incomparable como son las playas de Blanes (Playa de Sabanell y Badia), se desarrollará este concurso que sin duda es uno de los más concurridos y con más solera de la zona.
En el cartel adjunto están los lugares donde apuntarse, premios y precio de la inscripción.
Os animo a participar...

sábado, 11 de agosto de 2012

¿Una nueva cultura?...

Delta del Ebro

De alguna manera y desde este humilde lugar de encuentro, me gustaría criticar abiertamente, a aquellos “pescadores deportivos”, que sin ningún tipo de consideración y con total impunidad, siembran las zonas de pesca de todo tipo de desperdicios.

Me atrevo a hacer esta afirmación, porque una caja de gusano, un manojo de hilo o una cameta con su correspondiente anzuelo, no lo deja un bañista, un grupo haciendo botellón o una pareja paseando por la orilla de la playa. No entraré a valorar, como actúan estos otros grupos, que también a veces con su actitud dejan mucho que desear. Hoy para mí, el foco de atención es nuestro colectivo.
Afortunadamente no todos actuamos de la misma manera, pero gracias a unos pocos, cada vez hay más sitios, buenas playas y pedreros, dónde la zona de pesca está más restringida.

Siento rabia cuando llego a una playa y me encuentro los restos de una noche de pesca, hilos, anzuelos, cajas de gusano etc. Muchas veces me pregunto, ¿Qué pensará la gente que me vea ir con mis bártulos a intentar pasar un buen rato de pesca?, “a ver que deja este abandonado por aquí...”, “¿se clavará un niño mañana alguno de los anzuelos que tire éste cuando se vaya…”?
Resulta desalentador que a todos nos metan en el mismo saco, pero esto nos lo hemos podido ganar a pulso. Estas actitudes incívicas se repiten, en prácticamente todas las playas que he pisado últimamente. Desde el Delta del Ebro (Eucaliptus, Trabucador, Migjorn, etc.), pasando por Tarragona (La Pineda, Altafulla, Milagro, etc.) y llegando hasta la Costa Brava (Estartit, St. Pere Pescador, Blanes, etc.).

¿Cuesta tanto preservar nuestros lugares de pesca?, en mi modesta opinión no. Un simple gesto nos hará sin duda mejores pescadores y es darle uso, a la bolsa con la que salimos siempre de nuestra tienda de pesca… sencillo.

El mar devuelve lo que no quiere...(colillas)

martes, 31 de julio de 2012

"Dichoso" verano...

Manel y su póker de doradas

Con el paso de los días y la experiencia de las últimas jornadas de pesca, cada vez me queda más claro. La actual campaña estival nada tiene que ver con la del 2011, en lo que respecta al surfcasting y en especial a la pesca de la dorada.
Si el año pasado en un porcentaje muy alto de salidas, acabábamos dando con las doradas, en lo que va de verano éstas andan muy dispersas. Playas en las que por estas fechas ya salían en cantidad y de buen tamaño, parece que ahora estén yermas.

Hay que tener también muy presente, que el inicio de año también fue totalmente atípico, ya que en los meses fríos las de la frente dorada seguían estando ahí, un hecho poco normal.
Durante  todos estos meses hemos peregrinado por muchas y diversas playas. Playas hondas, playas poco hondas, con fondos mixtos, con fondos solo de arena y también playas de las llamadas “exigentes”, en las que si quieres obtener resultados, debes conseguir generalmente lances largos. Pero a pesar del empeño puesto, hasta el momento los resultados han sido infructuosos.
¿Qué conclusión podemos extraer de todo esto?, pues que todavía no están. Que aún no han entrado francas en las playas y que no se encuentran a tiro de nuestras cañas. No obstante no vamos a bajar los brazos y dejar de seguir buscándolas, pero quizá lo que si que habrá que hacer, es cambiar un poco el registro y alternar las jornadas de espera y pesca lenta, por jornadas de entretenimiento y entrenamiento de cara a próximos concursos. Pasaremos a tentar especies que aún siendo también escasas, abundarán algo más y darán un buen juego en estos meses estivales, véanse herreras, roncadores, obladas, etc.
 
Jonathan con una buena captura

Recompensas como la de estos compañeros, a día de hoy son complicadas, pero no imposibles.

martes, 10 de julio de 2012

Surfcasting, un día de prueba

La última salida a surfcasting fue un tanto especial. Después de muchos meses sin acompañarme por los arenales (los meses fríos pasan factura), mi inseparable compañera  se dejaba engatusar por un servidor.
Cómo prácticamente en todas las playas se da la misma situación, escasea el pescado y más aún las piezas de cierto porte, me decidí a ir a una playa que está relativamente cerca de casa. Un lugar en el que el entorno y el paisaje son idílicos y en la que en otras temporadas, nos ha dado algunas doradas.
Fuimos al atardecer, nada más llegar al lugar y como es habitual en estas fechas, la arena estaba todavía bastante concurrida por bañistas. Al cabo de un rato de espera y viendo que paulatinamente había menos concurrencia, empezamos a montar cañas, sin prisa pero sin pausa.

El mar estaba en las condiciones ideales, un ligero viento de Garbí rizaba la superficie. Al llevar soplando desde la mañana, había levantado cierto oleaje, el suficiente para hacerme pensar que alguna dorada daría la cara.
Todas las cañas estaban caladas con cebos blandos, llobarré y lombriz catalana, dejando para más tarde la tita de palangre, si los anzuelos salían limpios después de un rato en el agua.

La primera revisión de cebos, llegó aproximadamente al cabo de media hora. Mientras cebaba de nuevo una de las cañas, “mi espía” me avisaba de que en una de las cañas, parecía que había picada. Un ligero movimiento del puntero, que podía ser originado por el oleaje o por alguna alga enganchada en la línea, nos puso alerta. Algo rondaba por allí, ya que la picada se produjo prácticamente al instante. Una espectacular carga arqueaba la caña, así que en vistas del panorama, solté la aguja y el gusano y me fui como un cohete a sacar la caña del soporte.


A veces sucede, que después de una gran picada y una dura lucha, uno cree que traerá a la madre de las doradas, pero una vez se vislumbra la silueta no siempre es así. Sin duda el tamaño a veces no lo es todo, muchas veces una dorada kilera planta más batalla que una entrada en kilos, como fue lo que sucedió.
Como anécdota, que no es la primera vez que me sucede, les tuvimos que decir a dos señoras que paseaban por la orilla, que por favor no pasasen por delante de mí que llevaba un pescado. Esto siempre sucede cuando ya ves la pieza, en esos momentos críticos en los que intentas poner el pescado en la ola, que la dejará ya a tus pies en la arena.

Pasadas un par de horas dimos por concluida la jornada,  aunque en vistas de cómo empieza el verano nos fuimos más que satisfechos.

domingo, 1 de julio de 2012

Herreras, ¿dónde se "esconden"?

Desde hace bastante tiempo, he percibido que por mis habituales zonas de pesca, las capturas de mabras/herreras son cada vez más escasas.
Es cierto que al no ser un pez que alcance grandes tamaños, otra especie como es la dorada ocupa el objetivo principal de mis jornadas de pesca. Esporádicamente y con los cebos que utilizo para la captura de doradas, se clava alguna mabra pero, muy de vez en cuando.
Por la zona de Tarragona hay playas denominadas "mabreras", en las que años atrás, en una buena noche podíamos hacer una pesquera, de las que guardar en el recuerdo durante mucho tiempo.
Recuerdo un día en la que después de que todos los bañistas hubiesen abandonado la playa, debió entrar un banco tremendo que no dejó de hacer pasadas y que me dieron un trabajo extra. Aquella noche por más que intentaba tensar las líneas y dejar los punteros curvados, no había manera, era tal el frenesí que una vez caía el plomo y ponía la caña en el cañero, esta empezaba a quedarse totalmente recta delatando la típica picada de estos peces. Durante cerca de tres horas y mientras tuve cebo la actividad no cesó, sin duda fue una noche excepcional.
Lo que hace un tiempo parecía algo relativamente sencillo, pescar unas cuantas mabras, de un tiempo a ahora se ha convertido en una misión imposible. 

miércoles, 20 de junio de 2012

Una jornada de "pleno al quince"


En el mundo de la pesca acertar de pleno en todos los aspectos, siendo honesto, creo sinceramente que es casi imposible. No obstante en algunas ocasiones, los astros se alinean para que alguna jornada roce la perfección.
Hace unos días tuvimos ocasión de disfrutar, de una de esas noches que tardas tiempo en olvidar. Aprovechando una tarde algo nublada de domingo, decidimos ir al pesquero con la intención de iniciar la jornada con la luz del día. Teniendo en cuenta, que los bañistas ya habrían puesto tierra de por medio, al llegar a la playa, decidimos ponernos a la izquierda de otro pescador, que ocupaba un buen trozo de arena.
El estado de la mar era perfecto, algo de oleaje sin llegar a levantar muchas crestas, el agua algo turbia en la zona más cercana a la orilla y más clara, conforme la distancia de la costa era mayor. Cuando las cañas sólo llevaban un rato caladas, los pescadores que habían llegado antes que nosotros, desistieron de esperar más la entrada del pescado y decidieron concluir su jornada, crasso error. Aún no había empezado a oscurecer y con este movimiento, la zona de pesca se liberaba de presión y nosotros disponíamos de más espacio para pescar.
Empezar con buen pie la jornada es importante, pero no definitivo, si bien es cierto que con un inicio como el que tuvimos, la noche prometía ser larga y entretenida. Antes de que llegara la noche ya habíamos cogido tres buenas doradas, dos mi compañero y una yo. Hicieron la entrada por sus cañas, que eran las que más a la izquierda estaban, para paulatinamente desplazarse hacia la derecha y empezar por las mías. Las primeras salieron con cebos blandos, dos con lombriz catalana y otra con llobarré, cebos que con la entrada de la noche y la acción de la morralla substituimos por tita de palangre.
Después de un rato de inactividad, segunda entrada, dos de mis cañas tenían picada prácticamente de manera simultánea. Mientras desanzuelaba una buena dorada que había sacado con la primera caña, veía como la línea de la otra caña se iba destensando, síntoma inequívoco de que al otro lado había pescado. Tras cebar y lanzar, tocaba recoger la caña para ver si continuaba allí, lo que de inmediato pude comprobar por el martilleo habitual con el que nos deleitan las doradas. A pesar de estos momentos de un cierto frenesí, las picadas se fueron espaciando en el tiempo. Con un marcador parcial a mi favor de dos a tres (jugaba en campo contrario), le tocaba el turno a Carmelo que con otra buena dorada, volvía a establecer el empate. La entrada de los tallahams (anjovas) parece que aletargó algo la actividad, además de que también supuso un par de cortes de línea. Pasado un rato pudimos comprobar que los peces continuaban en la zona, herreras, sardos, una pequeña lubina y 4 buenas doradas más (dos cada uno) fueron el resultado total. Sin duda una noche inolvidable, en la que el acierto fue de pleno al quince y nunca mejor dicho.

martes, 12 de junio de 2012

Reencuentro con las doradas


Regresamos a la normalidad o por lo menos eso parece. Las playas dejan poco a poco de ser territorio mayoritariamente surfcaster y empiezan ya a poblarse de bañistas deseosos de sol y baño.
Así que no nos queda más remedio, que iniciar nuestras jornadas cuando en las playas ya no hay peligro de “enganche”, respetando los horarios de uso de las mismas.
No todo tiene porque ser negativo, coincidiendo con el inicio de la temporada de baño, lo normal es que estas zonas estén delimitadas por las esperadas boyas o balizas de señalización. Para nosotros los pescadores de orilla es un hecho importante, ya que se pone límite de una manera oficial, a la entrada de barcas de pesca y también recreativas, que en según que zonas hacen su particular agosto en esta época.
En Junio hemos empezado con buen pie, si los resultados de los meses de Abril y Mayo fueron bastante nefastos en cuanto a capturas, por escasez y por tamaños. En lo que llevamos de este las cosas han evolucionado a mejor.
Una de nuestras playas habituales de pesca, La Pineda, nos brindó una de esas tardes en las que uno no se queda indiferente. Mi compañero y yo no habíamos hecho más que empezar a pescar, cuando en una de sus cañas hubo una carga espectacular, al momento y con la caña ya en la mano, notó que el pescado, probablemente una dorada, no se había quedado clavado, primera picada fallada.
En menos de cinco minutos otra de las cañas de Carmelo, volvía a delatar una bonita picada, esta vez y después de unos minutos de tira y afloja una preciosa dorada de tamaño XL, reposaba sobre la arena. La tarde empezaba de manera inmejorable, doradas activas y de buen tamaño, sin todavía haber oscurecido.
Después de un período de calma, se reanudaba la acción, esta vez quienes aparecían en escena eran las anjovas, con sus inconfundibles e indeseables pasadas. Como el lema que está ahora de moda de que no hay dos sin tres, esos fueron los cortes de línea que tuvimos.
Al poco rato una de mis cañas, precisamente una Split de Kali-Kunnan que un compañero me había dejado para que la probase, era la que se arqueaba violentamente incluso dejando salir hilo del carrete. Estaba lanzada relativamente cerca,  andaba buscando alguna lubina o dorada que rondase por detrás de un bancal de arena, que levantaba una buena espuma. La cuestión es que el pez que se encontró con el anzuelo, no mordió de manera decidida el gusano de funda y nos dejó con un gran sobresalto en el cuerpo.
Después de un rato más de espera, dimos por concluida la jornada, con suerte dispar para los dos.
Lo mejor estaba sin duda por llegar y nos sucedería días más tarde, pero esto lo dejo para otra entrada.


jueves, 31 de mayo de 2012

"En la carretera"

Gola del Ter- Islas Medas

No he encontrado mejor título para esta nueva entrada. Guardando las distancias, pero con una cierta similitud, nuestro deporte a veces se parece al trabajo de un músico en plena gira.
Ellos durante buena parte del año, preparan y componen canciones, encerrados en sus estudios de grabación, entre concierto y concierto o allí dónde les aparece ese momento de inspiración. Tras un arduo proceso de elaboración, acabarán plasmándolas en nuevos cd’s,  y a continuación, echarse a la carretera haciendo llegar esos trabajos en directo, al mayor número de público posible.
¿Qué hacemos los pescadores?, estamos prácticamente todo el año “afinando nuestros instrumentos”. Preparamos a conciencia los equipos, cañas, carretes, hilos, anzuelos, cametas, intentamos mejorar nuestra técnica de lance etc. Más o menos, conocemos las épocas que nos serán más propicias para capturar una u otra especie, aunque cada vez es más difícil acertar con estas previsiones.
Entonces nos lanzamos a la carretera con todo el equipaje,  incluyendo además en la mochila, una gran dosis de ilusión, ya que por lo general, desafortunadamente nuestro “público” (véanse doradas, lubinas, herreras etc.) no suele estar cerca de casa. En algunas ocasiones, a veces demasiadas, este público no acude a la cita, pero no por ello dejamos de interpretar nuestra música, en el mar.

Una buena recompensa

jueves, 17 de mayo de 2012

Doradas, pesca "finesse" desde embarcación


La última salida de pesca en embarcación, iba encaminada a tentar a las doradas lejos de la costa. A pesar de tener un concurso de la liga social a surfcasting por la tarde, me decidí a salir un rato por la mañana, a ver si éstas se mostraban activas.
Sin realizar grandes preparativos la tarde anterior, salvo empatillar unos cuantos anzuelos en vistas de cómo estaría el mar, tenía claro que mi objetivo la mañana siguiente, serían las de la “frente dorada”. Una pesca de espera y tranquila, que me permitiría disfrutar del mar sin mucho trajín. La dosis de stress  ya la tenía reservada para la tarde, en forma de concurso.

Solté amarras tarde,  conectar la electrónica (GPS, sonda, radio, etc.) preparar cañas en el puerto,  colocar cañeros y tener ya a mano, todos aquellos accesorios que se necesitan durante la jornada, lleva un rato. Sin prisa pero sin pausa, me dirigí al caladero, esta vez quería probar en un nuevo punto, para tener otros lugares de referencia en caso de ir bien la jornada. Además, por no “quemar” el último que visité y en el que como ya expliqué en otro post, nos dio unos resultados magníficos.

Una vez en el sitio, una ligera brisa de levante presagiaba que la mañana de pesca se podía acortar, como al final acabó sucediendo. Aún así las condiciones del mar eran óptimas para probar. Una vez realizado el fondeo, sólo quedaba cebar los anzuelos y calar las cañas a diferentes distancias, para abarcar mayor espacio y detectar antes, la posible entrada de nuestras comensales. Se les ofrecía como plato único americano, que mi padre tenía guardado de jornadas anteriores.

La espera se hizo larga, muy larga, la actividad fue nula durante varias horas. No había morralla, un buen indicador, el cangrejo tampoco comía, por lo que los cebos salían intactos en cada revisión. Así que sólo hacía falta paciencia, pero en su justa medida, ya que no siempre acaban apareciendo.

Cerca ya del mediodía y en vistas del éxito y de cómo iba arreciando el viento, me dispuse a dar por concluida la jornada. Cuando iba a sacar del agua la última caña, noté como el sensible puntero de la Tica Sengoku delataba una ligera picada, indudablemente al tenerla ya en la mano, comprobé que al final de la línea había un pescado.

No tengo mucha experiencia en sacarlas desde embarcación, pero actúan de manera similar a la de otros grandes peces. Se dejan llevar, dando algún cabezazo de vez en cuando, hasta que empiezan a ver o percibir la silueta de la embarcación, entonces sacan a relucir todo su poderío e intentan zafarse del anzuelo. En este caso un Chinu de Mustad del número 1, empatillado con el fluorocarbono H.D. Carbon Fune de Duel, en un diámetro del 0,28.

En estos momentos hay que tener paciencia y sacar el máximo rendimiento a los equipos que utilizamos, un plus de suerte y veremos a nuestro objetivo en  la bañera de la embarcación…




Con esta captura en los últimos instantes, me di por satisfecho y puse fin a la jornada.

jueves, 10 de mayo de 2012

Cambio de ciclo


Parece ser que a partir de la próxima semana, vamos a tener un cambio de tiempo radical, o por lo menos eso dicen los Sres. del tiempo.

El mes de abril y lo que llevamos de mayo, está resultando un período duro, climatológicamente hablando y en cuanto a capturas. Días de aguas revueltas y de mar gruesa, son propicios desde la playa para buscar buenos ejemplares de lubina y verrugato o algún sardito que nos alegre la espera.
A pesar de probarlo diferentes días, los resultados han sido escasos. Durante varias semanas, además nos hemos encontrado con que en muchas playas, había cantidad de algas, dificultando aún más si cabe la acción de pesca.

Estamos quizá ante un período de transición, es complicado localizar el pescado desde costa, bien por que se mueve a mayor distancia de la orilla, porque escasea o realmente, porque también está acusando tanta inclemencia meteorológica, vamos, todo esto son suposiciones mías, claro.

Abril y mayo suelen dar el pistoletazo de salida, para la pesca desde embarcación de sepias, pulpos, jureles, caballas por nombrar algunos y detrás de ellos irán los dentones, san pedros, anjovas y demás depredadores que se alimentan de estos, para ellos unos “excelentes manjares”. Utilizando la técnica adecuada, bien sea jigging, curricán, spinning, etc. Podremos toparnos con alguno de estos depredadores, así que ha llegado el momento de retomar viejas costumbres y como no, salir a buscarlos…

miércoles, 2 de mayo de 2012

Aviso para navegantes

Al fondo la costa del Maresme

Hace unos meses, un amigo (Dani) me hizo llegar unas fotos que sin duda me dejaron estupefacto. Después de varias semanas de lluvias y mal tiempo, salió a navegar desde su puerto base en Arenys de Mar, cual fue su sorpresa, cuando a escasas millas de la costa se encontró flotando el cuerpo de esta pobre vaca.
¿Cómo pudo llegar semejante animal al mar?, el río que tiene el mayor caudal y que se encuentra más cerca de su puerto es el Besós y estará a unos 30 kilómetros, por lo que a saber de dónde procedía este animal.
Encontrártelo de día, en principio no debería suponer ningún problema para navegar con seguridad, ya que sería bien visible desde lejos. Pero navegando de noche,  si no llevas los cinco sentidos puestos en el horizonte, el disgusto que te podrías llevar sería mayúsculo.


En fin, que de noche toda precaución es poca. Imagino que la Guardia Civil o Salvamento Marítimo se harían cargo del animal.
Espero que con la fuertes lluvias de las últimas semanas, no aparezcan "sorpresas" de este tipo.

miércoles, 18 de abril de 2012

Doradas desde embarcación

En los últimos meses, por un motivo u otro, no le he dedicado a la pesca desde embarcación, el tiempo que realmente se merece. Entre el surfcasting, los concursos y su preparación, el mal tiempo y también los pésimos resultados en algunas de las salidas embarcados, el poco tiempo libre de que dispongo, no me da para más.
Ante la fiebre doradera que recorre prácticamente todas las playas, me decidí por organizar una jornada matutina, en busca de esta hermosa y combativa especie, esta vez desde embarcación.

La previsión meteorológica era buena y las condiciones del mar inmejorables, sol, con una ligera brisa de levante y el agua un poco turbia, por el efecto del fuerte oleaje que había habido en días precedentes. Un plan ideal para mi infatigable compañera, que “disfrutaría” de un buen solecito y también para un loco de la pesca como yo, que encontraría el mar en óptimas condiciones.
Una vez elegido el pesquero, seguí las recomendaciones de un compañero del Norte, que con todo lujo de detalles, me explicó como realizaba él este tipo de pesca en aguas del Cantábrico.
Debo reconocer que adapté alguna de sus explicaciones, al entorno en el que nosotros desarrollamos nuestra pesca, el Mediterráneo, donde hay escasa incidencia de mareas, las algas aparecen en momentos muy puntuales y los tamaños de las capturas también son más comedidos.
En esta jornada utilicé como cebos, americano y llobarrero, que esconderían anzuelos del modelo Chinu de Mustad, del 1 y del 1/0. Para su empatillado, para unos usé fluorocarbono Carbon Fune Leader de Duel del 0.26 de grosor y con los otros, el Amnesia de Sunset del 3.6 de diámetro.
Con el fondeo bien realizado y los equipos montados, iniciamos la acción de pesca de una jornada, que sinceramente me había imaginado como tranquila.

Al poco rato de tener las cañas en el agua, una suave picada delataba, que había algún pececito comiendo al otro lado de la línea, pasados unos instantes y esperando la repetición, esta se produjo, a lo que respondí con una firme clavada. De entrada, pensé que sería un pequeño pagel o una araña, pero cuando el pescado vio la barca, empezó a ofrecer más resistencia y me quedó claro por sus “martillazos”, que se trataba de una dorada.
Talismán más Scepter en acción
Rosa con el salabre hizo el resto, era nuestra primera dorada (desde embarcación) por lo que nos llenó de satisfacción. Al poco rato la actividad se multiplicó, sucediéndose las picadas y las capturas. Al fin y al cabo era lo que yo deseaba, quizá mi compañera hubiese preferido estar algo más tranquila, pero al final disfrutó de lo lindo, pescando ella los ejemplares de mayor tamaño.

Las cañas jugaron un papel decisivo, estábamos haciendo una pesca “finesse” y gracias a la sensibilidad de sus punteras intercambiables, la acción de pesca y el hecho de clavar buenos ejemplares, aumentaba aún más nuestra satisfacción. Ver como un ejemplar de casi 2kg, arqueaba considerablemente la caña y sacaba hilo de la bobina a escasos metros de la barca, era indescriptible. Las cañas eran una Tica Sengoku de 2.65 mts y una Tica Talismán de 3.20, tele-regulable hasta 3.80 mts. Carretes tamaño 6000 de Cando y Scepter de Tica, con las bobinas cargadas de monofilamento del 0.28 de grosor.

Despacito y buena letra
Una mañana de pesca que sin duda dejó el listón muy alto y que en parte, me quitó el mal sabor de boca que arrastraba. En días posteriores repetimos con el tipo de pesca, que no con el resultado, pero como sucede en todas las modalidades, si el pescado no está o no quiere comer, no hay muchas vueltas que dar. Un bolo es doloroso y te hace volver a la realidad, al final tambien tiene algo de didáctico, aunque cueste encontrar el lado positivo.

 

martes, 10 de abril de 2012

¿Que playa elegir?

En muchas ocasiones y antes de elegir el pesquero, generalmente a surfcasting, siempre vuelven a rebrotar toda una batería de preguntas. Surgen en el mismo momento, en que se me ocurre ir a pescar y me planteo la siguiente cuestión ¿a qué playa voy?.  Si salgo de pesca solo, me “ahogo” en un mar de dudas antes de decidirme, ¿habrá mucha gente pescando?, ¿estará bien la arena para lanzar?, ¿encontraré muchos enganches?... Al final, siempre acabo valorando y decidiendo en base a argumentos tangibles, como estará el mar, el viento que va a hacer (el tiempo en general), el tipo de pescado que voy a buscar (en cuanto a especies) y claro está, los resultados que he tenido con esas mismas condiciones en otras ocasiones. Por lo que finalmente, muchas de esas incógnitas iniciales, poco a poco se van despejando.
Acertar con el lugar es un poco complejo, ¿cuántas veces hemos tenido una buena jornada y al día siguiente en igualdad de condiciones, no hemos tenido ni una sola picada?
Personalmente intento no obviar, ninguna de las apreciaciones que he hecho algo más arriba (predicción, tipo de pesca, etc.). Una vez he confeccionado una lista de las posibles playas, me quedo con la primera que me vino a la cabeza, sin más. Unas veces funciona, en otras sin embargo, irremediablemente no.

La jornada empezó como casi siempre, con la consiguiente llamada de teléfono a mi compañero de fatigas. Después de cuadrar algún que otro fleco, el primero en llegar a la playa (La Pineda) aún de día fui yo. Sin prisas repetía el ritual, tal y como iba montando cañas, sucesivamente las iba poniendo en acción de pesca. En el tiempo que tardaba en desliar una bobina y volvía a echarles un vistazo a las cañas, la primera ya estaba con la línea destensada. No hacía ni media hora que estaba en la playa y ya me encontraba peleando, con lo que finalmente fue una preciosa dorada. Esta se tragó un trozo de llobarrero, en el que había escondido un anzuelo del nº 1, del modelo Chinu de Mustad. Como era de día, utilicé para el empatillado el H.D. Carbon Fune de Duel, con un grosor del 0.28.
Conforme se iba echando la tarde el viento arreció, por lo que los lances eran a menor distancia. Sumando a esto la escasa actividad, la revisión de los cebos se espaciaba más, así que después de estar charlando durante un buen rato, decidimos hacer un repaso de los mismos por si acaso. Mientras me acercaba a mis cañas, una de ellas parecía que perdía la tensión en la línea. Unos segundos de espera, me confirmaban la típica y sutil picada de otra preciosa dorada. Después de las fotos de rigor, se cumplió el dicho de que no hay dos sin tres. Minutos después una espectacular picada, delataba que “algo” se había pinchado con un buen Abumi, que aguantó los cabezazos y carreras de otra buena dorada. Con esta última captura, dábamos por finalizada la jornada, que podríamos haber prolongado algo más, pero la entrada de algas y un resultado sin duda excepcional, nos hizo dar por satisfechos.

No obstante en otras ocasiones de camino a casa, cuando la jornada no ha ido bien, me surge siempre la misma cuestión, ¿y si me hubiese ido a esta otra playa?¿Os ha sucedido alguna vez?...