Durante las pasadas vacaciones, pudimos disfrutar de una jornada a
rockfishing, en una de las zonas más privilegiadas del litoral catalán, la
Costa Brava norte.
Aprovechando unos días de descanso en Cadaqués y ante la cercanía de un
buen lugar de pesca como es la población del Port de la Selva, decidimos
aventurarnos a ver que nos depararía una jornada matutina, en busca de
cualquier especie que se cruzase en nuestro camino.
Después de unas cuantas paradas, decidimos el enclave dónde nos íbamos a
pasar las próximas horas. Se trataba de un lugar accesible, cómodo y que siendo
sincero, inicialmente no apostaba que nos diese el resultado que al final nos
acabó dando, no por el tamaño de las capturas, pero si por el rato tan
divertido y la espectacularidad de alguna de las picadas.
El recuerdo de esta zona en la que ya había estado pescando anteriormente,
era que sus afiladas piedras, tanto en el interior del mar como en tierra,
hacían que la merma de material fuese considerable, sin perder de vista también
que un traspié te podría ocasionar un serio disgusto.
Por lo tanto opté por arriesgar con dos de las cañas, así que mis dos
Marsico iban a trabajar una zona rocosa con algunos claros cercanos, con un
aparejo de plomo corrido, al que iría unido un anzuelo chinu de Mustad del
número 4 con un buen americano.
La otra caña que decidí montar fue una telescópica de 4.5 metros,
concretamente una antigua Adriática de
la marca Renzo Valdieri, con la que en mí época de rockfisher había disfrutado
de lo lindo, viendo como se arqueaba cuando un buen tordo, buscaba su agujero o
el algar cercano, la historia se volvía a repetir pero los protagonistas iban a
ser otros…
Con esta última caña busqué una zona limpia, exactamente la entrada a una
pequeña playa en la que a escasa distancia, había alguna que otra piedra. El
montaje fue muy parecido al que había utilizado con las otras dos cañas, plomo
corrido de menor tamaño debido a la acción más contenida de la telescópica y
una cameta de casi dos metros, esta vez utilicé para el empatillado
fluorocarbono del 0.25mm al que uniría un anzuelo Sode a Mustad (H.D. Carbon Fune de Duel), por tratarse de pesca
diurna y en zona de arena.
Un fondo rocoso lleno de vida |
No transcurrió mucho rato cuando la Adriática delataba la primera picada,
un ligero y continuo tintineo del puntero, al que siguió una buena carga, me
hicieron tomar la caña y trabajar la primera pieza. Se trataba de un bonito
sargo, que no dejó pasar la ocasión de llevarse un buen almuerzo. Volví a
lanzar aproximadamente en la misma zona, mientras en las cañas que tenía más a
la izquierda y pescando en fondo más rocoso, la actividad era prácticamente
nula, salvo alguna picada de raspallones o vidriadas, la misma caña volvía a
tener algo al otro lado de la línea. Esta vez la picada fue violenta y la caña
se empezó a arquear rápidamente, al ser un caña blanda el efecto era
espectacular. Un pagel había sucumbido al engaño, no sería el último, ya que
las siguientes capturas fueron de la misma especie y en la misma caña. Es
alucinante como pelean estos animales y no me deja de sorprender, que no siendo
la mejor época del año para ir en su busca, aparezcan de manera tan precoz y
con relativa abundancia.
Insisto en que no hubiese apostado nada, por ese minúsculo y cerrado lugar
de la playa, en el que creía que no pasaría ni un pescado, pero cuando se pesca
hay que probarlo todo…