martes, 8 de junio de 2010

Lanzón, angel o demonio.



Cada año con el final del invierno y hasta bien entrada la primavera, en una zona bastante acotada del litoral (entre la Costa Brava y El Maresme) se practica por parte de las barcas profesionales la pesca del lanzón ( o sonso en Cataluña).
Esta especie con un valor gastronómico alto y que además es de temporada, es ofrecida por bares y restaurantes, lo que la hace un potencial foco de negocio para los profesionales.
La captura se realiza con redes de maya fina y estrecha, que en la parte baja del aparejo, llevan unas cadenas con las que mientras se arrastran y se va cerrando el cerco, levantan a este delicado pez de "su guarida" y cuando se ve acosado o de noche se entierra en la arena.
La pesca se realiza de día, generalmente a primeras horas de la mañana y a escasos metros de la orilla. Cuando digo a escasos, es en alguna ocasión a menos de 20 mts de la playa y con apenas 4 metros de calado.
Años en los que se han pescado durante todo el período, ha supuesto que para los pescadores de playa en esas zonas, la escasez de herreras, doradas, lubinas, pageles y demás haya sido acusada.
Este pez al mismo tiempo, es el sustento de otros muchos depredadores marinos, por lo que la práctica de la pesca con cebo natural, aparcando por un día los artificiales, nos puede deparar una jornada inolvidable. Arañas, jureles, pageles, bonitos, dentones y una larga lista de otras especies, incluyen en su menú a este pececillo. Independientemente del fondo sobre el que pesquemos, arenales, fondos mixtos, raro será que alguno de ellos no muestre interés.
Personalmente me gusta utilizarlo, para la pesca de la araña, una técnica que me enseñó hace ya muchos años mi tío y con el comparto jornadas a la pesca de éstas.
El montaje es sencillo, una cameta de fluorocarbono de apróximadamente metro y medio ( el diámetro variará según la corriente, pero a partir de un 0,28 es más que suficiente), en el que empatillaremos 3 anzuelos del nº5/6 (cristal), unida a un plomo de varilla, de cuyos extremos uniremos por un lado, la línea madre y por otro la cameta.
Para pescar esta especie buscaremos arenales, en los que con la ayuda de la sonda podamos encontrar ligeros desniveles. El aparejo debe reposar en el fondo y con la ayuda (esta vez sí) del viento terral, nos permitirá rastrear una mayor zona hasta localizar al grupo de traquínidos. La voracidad con la que comen, hacen que sea una pesca muy divertida.
Hay que tener especial cuidado al manipular las capturas de esta especie, estén vivos o no, ya que su aleta dorsal, así como los opérculos laterales están provistos de un veneno que produce un intenso dolor.
Utilizar el lanzón sobre otro tipo de fondos nos puede deparar, mayores sorpresas, pero esto lo dejaremos para otro día.

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