domingo, 27 de junio de 2010

Las imprudencias se pagan...


¿Quién no se ha acercado en alguna ocasión, a aquél saliente que tanto promete y que está agitado por el mar, en busca de alguna lubina o a aquella zona dónde hemos clavado alguna buena anjova, en unos cuantos palmos de agua?.
Muchas veces, no medimos el peligro con la objetividad con la que debiéramos y esto puede ser motivo de un susto considerable.
Este fín de semana y mientras barqueábamos, cerca de unos roquedos conocidos, vimos a lo lejos la silueta de un barco de gran eslora, escorado hacia el lado de babor. Algo que nos pareció del todo extraño, al ver la zona por la que navegábamos, enseguida dijimos "La Punta del Moro".
Esta accidentada zona de la Costa Brava (Tossa de Mar), tiene alguna que otra "trampa", en la que a unas escasas decenas de metros de la orilla, esconde estos bajíos. Con el mar agitado, enseguida se percibe la ubicación de éstos, pero cuando la calma es total, se tiene que conocer muy bien la zona, para no tener un disgusto ya que una inesperada avería, puede llevarnos a la pérdida de la embarcación.

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