Abordo esta nueva entrada en el blog, con una intensa mezcla de
sentimientos, recuerdos y vivencias del
presente.
La pesca de la araña desde embarcación, fue una de las primeras modalidades
que pude disfrutar en compañía de mi tío, quizá por ello sea de las que más me
gusta practicar. Si la memoria no me
falla, de esto hace ya algo más de 25 años, cuando la pesca y lo creo
honestamente, era radicalmente diferente en todos los niveles a la que hoy
practicamos. Por aquel entonces las
zonas de pesca se tomaban por enfilaciones, cogiendo como referencia dos puntos,
creando así dos líneas imaginarias y cuya intersección sería lo que actualmente
marcamos en nuestros GPS como waypoint.
El montaje para engañar a estos voraces y abundantes peces era sencillo, un
plomo de cuerpo cilíndrico de unos 100 gramos, con una varilla un tanto doblada
de unos 25 centímetros, a cada uno de los extremos del plomo, al que por un
lado se unía la línea madre de la madeja ya que no utilizábamos cañas, de no
menos de un grosor del 0.50 y por el otro lado, anudábamos junto con un
giratorio con imperdible, un ramal del 0.40 de aproximadamente 1.5 metros con
tres anzuelos del nº 5/6 empatillados en la misma cameta. El cebo a emplear
siempre era el sonso (lanzón), preferiblemente fresco ya que mantiene al máximo
su brillo y olor, al que ensartaríamos los tres anzuelos, en cabeza, parte
central y cola.
Todo esto, aderezado con la habitual brisa matinal, que nos ayudaría a
batir mayor zona de pesca y por consiguiente, a localizar las zonas más
querenciosas, era suficiente para hacerse con un generoso botín.
El patrón estaba claro quién era y en una pequeña embarcación de madera de
apenas 4 metros, la “Mare de Déu del
Vilar”, manipular a estos peligrosos peces era complicado, los pies y las
piernas estaban a un simple salto de sus venenosas espinas. La orden para no
llevarnos un doloroso picotazo era clara, “nen, hasta que no haya limpiado la
que está en la orla, no se embarca ninguna…” y así fue, todas las veces en que
salimos con aquella barquita.
Con los años, entendí la insistencia que puso mi tío en aquello que me
comentó y no mucho tiempo después, viví en mis propias carnes esa dolorosa
experiencia. Un día buceando en un arenal se me ocurrió atrapar a un inmóvil
pececito, que apenas se inmutó cuando iba a cogerlo con la mano y que poco se
parecía a los de su misma especie y que ya había pescado. El resultado os lo
podéis imaginar, en el hospital con la mano deformada por la hinchazón, el día
de playa arruinado, con el consiguiente disgusto de mi madre que era la que me
acompañaba.
El dolor me duró meses y el recuerdo de aquel día, se me quedó grabado en
el disco duro de mi memoria, de todo se aprende, de lo bueno y de lo malo… cada
vez que practico este tipo de pesca, extremo las precauciones y manipulo estos
peces con sumo cuidado.
Seguro que allí dónde él esté cuidará porque ninguno de estos peces, nos
vuelva a estropear el día.
El mundo de la pesca ha evolucionado a pasos agigantados, lo que nos ha
podido hacer más efectivos y técnicos, pero nunca hay que olvidar “los inicios” porque en ellos, encontraremos
la esencia de la pesca y practicaremos una pesca más romántica y menos
resultadista.
El modelo Lucifer de Katashi |
Un placer leer esta entrada Alex!! un saludo y a seguir pescando arañas.
ResponderEliminarHola Toni,
EliminarGracias por aparecer por aquí, en cuanto pueda vuelvo a por ellas, me encanta pescarlas y sobre todo comerlas.
Saludos
Alex
buen aporte entrañable
ResponderEliminarGracias José,
EliminarLo bueno duró tiempo y aprendí mucho...
Un saludo
Alex
Molt bonica aquesta experència i record, i una bona moraleja per recordar.
ResponderEliminarPetonets
Maria Espasa
Gràcies Maria,
EliminarMe alegra verte por aquí.
Un beso
Alex
Peligroso pez donde los haya,un amigo aun después de varios años tras la picada,tiene la zona de su cuerpo tocada,ni que decir tiene que nos jodio el dia de pesca,mucho cuidado en su manipulación.
ResponderEliminarDe comer no se como estará,todos los que se topan con mis anzuelos van al agua.
Saludos desde El Puerto.
Hola Marcos,
EliminarDesde costa generalmente salen "arañones" como los llamamos por aquí, ejemplares de menos de un palmo que tanto desde costa como desde embarcación, se van al agua otra vez, si se puede devolverlos. Estos son los más peligrosos de manipular.
Si los que coges ya son creciditos, te invito a que pruebes un día, después de haberlos desarmado de la espina dorsal y de los espolones de las agallas, a filetearlos y hacerlos a la plancha pasándolos antes por harina y huevo, la carne es EXQUISITA.
Cocinadas tipo zarzuela ya ni te cuento.
Saludos
Alex
Menudo bichejo as escogido para esta entrada Alex, solo decirte que al solo verlo me recorre un frio por la espalada.
ResponderEliminarBonita entrada con hermosas recuerdos que nunca hay que olvidar
Un abrazo
Hola Eduardo,
EliminarPues como ya apuntaba, esos recuerdos son imborrables y perdurarán para siempre.
El bichejo en cuestión, es algo problemático para manipularlo, pero yendo con mucho cuidado y no fiándose nunca, es una pesca muy divertida y generosa en el plato.
Un abrazo
Alex
que buen emblaco sale con las arañas y fritas no estan nada mal. saludos
ResponderEliminarHola Nono,
EliminarQue bien sabes lo buenas que están fritas, ja, ja. La gente que las tira no saben lo que "se pierden".
Saludos
Alex
Hola Alex, preciosa experiencia las que nos has contado. Estos peces se les da muy poco valor en cuanto a capturarlos se refiere. Es complicado su manipulación, pero el sabor que le da a nuestros caldos hace que este pez sea un manjar exquisito. La buena lucha que te da un ejemplar de araña sea cual sea el peso la hece myu digna captura.
ResponderEliminarLa entrada muy emotiva, me ha gustado mucho.
Un abrazo desde el Sur
Pues como bien apuntas Juanma, el sabor que le da a las sopas e incluso su carne fileteada, es sin duda excepcional, aunque sea una especie poco valorada gastronómicamente hablando, para mi personalmente es una delicatesen.
ResponderEliminarUna abrazo
Alex
Hola Alex.
ResponderEliminarLa verdad que había oído que están buenas, pero nunca me he atrevido a cogerlas (y tampoco después de leer esta maravillosa entrada). ;-)
Un abrazo.
Ja, ja, Jonathan no les tengas miedo, que te sorprendería gratamente probándolas y pescándolas, por tú zona me han dicho que abundan y mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
Alex