miércoles, 20 de abril de 2011

Surfcasting, retomando sensaciones...







Después de un largo y obligado parón, volvemos a retomar esas sensaciones tan especiales que el surfcasting nos hace vivir.

Con la llegada de la primavera y el aumento de la temperatura del agua, la actividad de los peces se empieza a reactivar. Como suele suceder todos los años aproximadamente por estas fechas, las primeras doradas de la temporada ya se dejan ver y con este objetivo he planificado las últimas salidas. Teniendo en cuenta que es una pesca lenta, que no requiere de contínuos cambios de cebo ni de bajos, acompañadas de esas largas esperas en busca de la tan deseada picada, se antoja como la mejor pesca para empezar a coger el ritmo perdido y recuperar el tono.



La elección del lugar, evidentemente vendrá marcada por el conocimiento de la zona y los resultados que hemos obtenido en campañas anteriores. Nos será de inestimable ayuda si algún generoso compañero o nosotros mismos, ya ha probado en diferentes sitios y ha obtenido los primeros resultados. Si no, no nos quedará otra que sin ir a la aventura, quemar unas cuantas horas o jornadas, hasta detectar en que playas se empiezan a mover los primeros ejemplares.

Otra manera de recabar información será la que podemos encontrar en nuestra tienda de pesca habitual, pero no olvidemos que esta información habrá que "ponerla en cuarentena". Sobretodo por que no todo el mundo la facilita correctamente y a veces no me extraña, porque de conocerse el sitio en el que se tocan, al día siguiente una playa entre semana puede parecer el escenario de un concurso. También corremos con el riesgo, de que los pescadores profesionales conozcan de nuestras capturas y al día siguiente encontremos la playa sembrada de trasmallos, con lo que adiós doradas...



El montaje que por su funcionalidad y por los resultados que da, es bien sencillo. Habitualmente utilizo un bajo de unos 25/30 cmts, con el mismo diámetro con el que confecciono el resto de bajos, con una perlita de doble taladro que irá más o menos centrada, al final del mismo un clip al que unir el plomo.

La longitud de la cameta irá en consonancia a las preferencias de cada pescador. Es cierto que cuanto más largas, más cortos serán nuestros lances, pero por contra con mayor naturalidad reposará nuestro cebo y algo más atractivo se mostrará. Por otro lado con cametas más cortas, la distancia a la que depositaremos el cebo será mayor, pero la libertad de movimiento del mismo será menor.



La dentadura de esta especie es por todos conocida, así que se hace imprescindible la utilización de anzuelos de buena calidad. El hilo con el que empatillaremos nuestros anzuelos, también será de contrastada calidad, el grosor irá asociado al estado del mar. A partir de 0,26 mm es suficiente, siempre y cuando seamos cuidadosos y trabajemos con suavidad una buena pieza.

Los cebos para este tipo de pesca y que mejor nos funcionan son la tita de palangre, el llobarrero y el americano. Con ellos otras especies también pueden hacer acto de presencia, sargos, mabras y algún pagel no se resistirán.







De momento en las últimas salidas las de mayor tamaño se resisten, pero seguiremos intentándolo...