Cuando el tiempo no nos permite realizar nuestro hobbie, no nos queda otra que quedarnos a cubierto.
Como ya llevamos un par de semanas, en que las dichosas borrascas acompañadas del viento de Levante, se han conjurado para no dejarnos salir a la mar, he aprovechado para empezar a preparar todos los elementos necesarios para esta temporada. Y digo dichosas porque realmente eso es lo que son. Con el movimiento del fondo marino batido por el oleaje, el aporte de nutrientes de las rieras y ríos que van a desembocar en el mar, hará que en los meses venideros y ayudado también por el aumento de la temperatura del agua, que tengamos una explosión de vida que seguramente nos dejará disfrutar.
Por un lado puesta a punto del casco y el motor de la barca, que como cado año tienen su visita concertada con la náutica correspondiente. Mientras yo por otro lado, me he puesto manos a la obra en el cambio de líneas y engrase de carretes, repaso de cañas, montaje de bajos y demás, todo ello con el ánimo de tener toda la equipación al 100% para abordar "el inicio" de la temporada con todas las garantías.
Hay que sacar tiempo de dónde se pueda, ya que con el ritmo de trabajo y las demás obligaciones, realmente es uno de los bienes que más escasea. Por esto el pasado Lunes aprovechando el día de fiesta, nos escapamos una rato a una playa cercana en busca de alguna dorada. La verdad es que no se dio todo lo bien que esperábamos, el mar estaba perfecto y la tarde prometía, pero las capturas fueron escasas. Únicamente salió una doradella, unas cuantas obladas y un lenguado de ración, una captura desgraciadamente cada vez menos habitual.
Aunque la previsión meteorológica para esta semana no es muy buena, intentaremos hacer una salida desde embarcación o si el agua está muy tomada, lo probaremos desde la costa.
Como ya llevamos un par de semanas, en que las dichosas borrascas acompañadas del viento de Levante, se han conjurado para no dejarnos salir a la mar, he aprovechado para empezar a preparar todos los elementos necesarios para esta temporada. Y digo dichosas porque realmente eso es lo que son. Con el movimiento del fondo marino batido por el oleaje, el aporte de nutrientes de las rieras y ríos que van a desembocar en el mar, hará que en los meses venideros y ayudado también por el aumento de la temperatura del agua, que tengamos una explosión de vida que seguramente nos dejará disfrutar.
Por un lado puesta a punto del casco y el motor de la barca, que como cado año tienen su visita concertada con la náutica correspondiente. Mientras yo por otro lado, me he puesto manos a la obra en el cambio de líneas y engrase de carretes, repaso de cañas, montaje de bajos y demás, todo ello con el ánimo de tener toda la equipación al 100% para abordar "el inicio" de la temporada con todas las garantías.
Hay que sacar tiempo de dónde se pueda, ya que con el ritmo de trabajo y las demás obligaciones, realmente es uno de los bienes que más escasea. Por esto el pasado Lunes aprovechando el día de fiesta, nos escapamos una rato a una playa cercana en busca de alguna dorada. La verdad es que no se dio todo lo bien que esperábamos, el mar estaba perfecto y la tarde prometía, pero las capturas fueron escasas. Únicamente salió una doradella, unas cuantas obladas y un lenguado de ración, una captura desgraciadamente cada vez menos habitual.
Aunque la previsión meteorológica para esta semana no es muy buena, intentaremos hacer una salida desde embarcación o si el agua está muy tomada, lo probaremos desde la costa.
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