Hace unos meses, un amigo tuvo la oportunidad de realizar el viaje, que a todo amante del entorno marino le gustaría realizar. No, no se trata de un viaje de pesca, si no de contemplar en su medio natural a uno de los mayores depredadores del planeta, el tiburón blanco (Carcharodon Carcharias).
El lugar fue Gansbaai, bahía de gansos, situado en el cabo más occidental de Sudáfrica y con punto de partida en el puerto de Kleinbaai. Este entorno junto con las costas de False Bay, son dos de los mejores destinos para ver a los blancos en acción y los únicos, en los que avistar a estos realizando acrobáticos saltos fuera del agua, para dar caza a su presa favorita, los leones marinos.
Estos ataques se producen en muchos casos, sobre fondos no superiores a los 12 mts aprovechando la época de cría o cuando las focas vuelven a la isla, después de haber permanecido en mar abierto alimentándose. Las acechan tocando prácticamente el fondo con el vientre, para en décimas de segundo, lanzar un brutal ataque vertical, con el que intentar hacer presa a uno de estos mamíferos. El porcentaje de exito está en torno al 50%.
Las aguas son gélidas y turbias, un hecho que les favorece cuando realizan estos ataques, además hay que tener en cuenta, que el gran blanco es el único tiburón de sangre caliente.
Sudáfrica tiene protegido a uno de sus mayores atractivos naturales desde el año 1991. Un hecho que favorece el crecimiento de estos super-depredadores, que pueden llegar a alcanzar entre 6 y 7 metros y pesar 3 toneladas.
Sin duda una experiencia inolvidable para el afortunado y que gracias a estas fotos y su relato, nos acerca un poco más al temido y admirado GRAN BLANCO.
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