Después de varias jornadas de pesca, en busca de grandes depredadores y con unos resultados decepcionantes, cambiamos radicalmente de ubicación. Pasamos del Sur de la Costa Brava a la ya algo más tranquila Costa Dorada, en concreto Tarragona.
Tal y como sucede por nuestra zona habitual de pesca (Blanes), esta mañana nos hemos encontrado con un panorama muy similar. Cantidad de molas de peces pasto, con tímidos ataques en superfície por parte de anjovas y alguna pequeña lubina. Sín desmerecer a estos, hoy nuestro objetivo eran los palometones, aunque con tal cantidad de comida el reto tenía miga.
Hemos tomado la dirección opuesta a la otra embarcación con la que salíamos, con el fín de sondear más distancia y encontrar nuevos spots.
La verdad es que ha costado, pero al final la espera ha valido la pena y el premio ha sido la espectacular picada de un precioso palometón. En la primera carrera ha arrancado cerca de un centenar de metros, que poco a poco y con buen tiento, Manuel ha ido recuperando hasta poner el pez a mí alcance, aguantando antes otro par de carreras.
Alegría inmensa y como no, las fotos de rigor con la mayor celeridad posible para reanimar al adversario y devolverlo a su medio en las mejores condiciones posibles. Con un poco de suerte, alguien más podrá disfrutar del mismo ejemplar, seguro que más crecidito.
La otra embarcación con Joel, Oscar y Nico, también han hecho de las suyas y han capturado otro par de palometones.
Un cambio de aires que ha ido muy bien, gracias al ofrecimiento de Manuel que me ha permitido embarcar con él.